Lo que parecía ser un partido para dormir a las ovejas se transformó en un duelo eléctrico al final de la primera mitad. Pero los primeros 40 minutos de juego... seguro que nadie se acordará de ellos.
Dos equipos que parecía que no habían hecho el suficiente rodaje, a pesar de los torneos previos al comienzo del Apertura, saltaron al césped. Fallos en pases sencillos, pelotazos por doquier, mala puntería y faltas, muchas faltas.
El colegiado hablaba con los jugadores de ambos equipos tratando de disminuir las interrupciones, pero lo verdaderamente disuasorio en estos casos, las tarjetas, no llegaron hasta la media hora de juego.
Menos mal que no hubo público durante en las gradas del estadio durante el partido, pues todos ellos hubieran corrido riesgo de altos niveles de somnolencia con una gran cantidad de bostezos.
Pero en el minuto 37 llegó el despertar. Tanto estaba aburriendo el partido que Orozoco, ni nadie en realidad, vio venir el tremendo zapatazo de Richar Sánchez desde unos 20 metros que se coló cerca de la escuadra.
El tanto cambió por completo la cara al partido. Los dos equipos salieron del trance en el que se encontraban inmersos. Sin embargo, aunque hubo más movimiento, la primera mitad se terminó antes de que ninguno pudiese generar gran peligro.
Salió desde el vestuario asustando Tijuana, pero la precisión del último pase condenó siempre a los 'Xolos' y al final fue el América el que puso aún más tierra de por medio.
Bruno Valdez, que había subido a rematar un saque de esquina, se quedó a ver si pescaba algo y al final le llegó un centro raso de Roger. El golpeo del central, digno de un delantero, se coló pegado al poste.
El carrusel de cambios por parte de ambos equipos volvió a bajar el ritmo un poco. Tijuana dio el todo por el todo y atacó a tumba abierta pero con bastante poca convicción.
Esto lo aprovechó un descansado Henry Martin que ingresó al campo cuando restaban 12 minutos de juego y logró un doblete con mucha pillería. Primero aprovechó un rechace del portero y poco después mandó al fondo de la red el centro de Escoboza.
El América, que realmente jugó a medio gas, se llevó cuatro goles para demostrar que lo único que necesita es aprovechar los errores del rival. Tijuana se despistó y lo terminó pagando muy caro.