No todos mejoran con el paso del tiempo. La edad sienta de distintas formas a las personas y las rachas y las dinámicas aparecen, desaparecen y cambian conforme pasan las horas, los días y los meses.
Precisamente hace casi cuatro meses, Marco Ruben se hartó de reír en la cara de Boca. Tres carcajadas directas al corazón 'xeneize' supusieron una goleada y un 'palazo' del que, como esta noche, también acabó saliendo airoso el cuadro argentino al final (logró el liderato del grupo en los últimos minutos del último encuentro frente a los brasileños).
Aquella gesta les hace pensar ahora en una vuelta en casa, ante su público, tras obtener el factor cancha y, de momento, sacar partido de él. Riendo, sí, pero a escondidas. Que ya se sabe lo que ocurre si se hace antes de tiempo.
Y si no que le pregunten a Ruben. En casi cuatro meses ha pasado de superhéroe a villano. Mandó al palo un penalti en el 95' que podría haber mejorado mucho las cosas para los suyos, que se metieron en un lío apenas unos minutos antes.
En el 83', Mac Allister, con ayuda de cierta ración de fortuna, mandó un balón a la escuadra para abrir un marcador que se resistió durante el resto del choque. El roce del defensa dejó sin poder hacer mucho más a Santos, que salvó en la primera parte a los brasileños en más de una ocasión.
Boca, rejuvenecido en estos meses, al fin dio una cara sólida y convincente en ataque con Alfaro. La primera parte, de hecho, debió acabar con alguna renta a favor de los 'xeneizes'. Pero no era el día de Ábila.
Ramón, poco hábil
Wanchope dispuso de dos claras ocasiones para marcar en los primeros 45 minutos. Dos mano a mano que, por distintas razones, no acabaron en el fondo de la red cuando era lo esperado y temido por unos y otros.
El delantero no tuvo su mejor noche en Brasil. Se le vio voluntarioso, pero no efectivo. Y en partidos como este, el acierto en el detalle puede significar mucho.
Y si no, que se lo digan a Guimaraes. Un zurdazo del brasileño lamió la escuadra de Andrada y se quedó a centímetros de subir al marcador y haber cambiado totalmente la historia.
El segundo tiempo, sin embargo, fue de Paranaense prácticamente hasta el gol de Mac Allister. Boca salió dormido, como si supiera el final del cuento y ahorrase energías para llegar despierto a la parte decisiva.
Pero hasta entonces, el cuadro argentino salvó su sueño gracias a Andrada. No tuvo que enfrentarse a ocasiones manifiestas de gol, pero sí apareció cómo, dónde y cuándo tuvo que hacerlo. Y eso lo es todo para un portero.
Cuando peor estaba, llegó la efectividad
Boca no inquietó a Santos en todo el segundo periodo. No hasta que Alfaro, a falta de 15 minutos, renovó su delantera. Debutó Hurtado, en lugar de Ábila, y Tévez mandó al banco a Zárate.
A los pocos segundos, Boca ya se había asomado a un área que le echaba de menos, pero que tenía preparada una fiesta sorpresa para el reencuentro.
Este lo firmó Mac Allister, con el afortunado golazo ya comentado anteriormente. El palo de Marco Ruben lo fue para los corazones de todos los aficionados locales, que deberán creer en una remontada en La Bombonera la próxima semana.