River, arropado antes de la final

"Esta espera es interminable, por suerte el partido es este domingo porque los nervios ya no dan más", dijo a 'EFE' Emiliana Salse, una de los cerca de 2.000 hinchas presentes en el banderazo previo a la ida de la final de la Copa Libertadores, la primera vez en la historia que dicha instancia enfrenta a River Plate y Boca Juniors, el 'Superclásico' argentino.

El encuentro estaba programado para este sábado, pero la CONMEBOL decidió suspenderlo por el estado del césped de la Bombonera y de sus calles aledañas, después de la lluvia que cayó durante toda la jornada en Buenos Aires.

Los aficionados permanecieron a las puertas del estadio desde que los jugadores y el cuerpo técnico entraron en autobús a almorzar, tiempo durante el cual nunca pararon las canciones de apoyo a River y en contra de su rival, y hasta que se marcharon a La Boca, en el sur de la ciudad -la cancha de River se encuentra en la zona norte-.

Al salir el autobús, los hinchas lanzaron bengalas rojas y ondearon sus banderas en el estadio donde se jugará la vuelta de la final, prevista para el 24 de noviembre.

"Cada vez viene más gente, es increíble. Hay que apoyar al equipo cuando sale al estadio, más aún cuando no hay visitantes", recalcó el hincha Javier Serafini, en referencia a la prohibición de entrada al estadio a los aficionados visitantes en estas finales.

Para Barbara Zuanny, que ya estuvo presente en el banderazo frustrado de este sábado, cuando fueron mil las personas reunidas a las afueras del Monumental, "hay mucho nervio" entre las aficiones y "muchas ganas de que se juegue el partido", que está estipulado para las 16.00 horas (19.00 horas GMT).