River sigue sumido en una profunda crisis. El 'Millonario', que recibió un aviso en el José Amalfitani de Vélez, cayó de forma sorpredente en la eliminatoria de Libertadores ante el 'Fortín' y también naufragó en su visita al campo de Huracán, como en casa frente a Godoy Cruz.
El equipo de Marcelo Gallardo ha perdido completamente su seña de identidad. No hay ni rastro de esa verticalidad y esa intensidad en los partidos, lo que de por sí supone un auténtico quebradero de cabeza para entrenador, jugador y afición.
Y cuando estas características no aparecen, lo más normal es que salga a la luz el amor propio y las ganas de los futbolistas, algo que no se ha visto de por sí en todo este semestre. Y a todo esto hay que sumarle lo mal que está el club de Núñez en defensa.
La zaga concede muchas facilidades a los rivales y River tiene que empezar a cambiar esto de una vez por todas. La hinchada ya dictó sentencia una vez terminó el partido, con una sonora pitada que todos escucharon.
Ya desde el inicio, el 'Millonario' mostró síntomas de que estaba todavía muy tocado de lo que le pasó hace unos días en el mismo escenario, pero en la Copa Libertadores. No hubo ni tiempo para levantar la cabeza y más si cabe con el adiós de Julián Álvarez.
Ni siquiera había una referencia en ataque y eso complicaba aún más las cosas. Tras un inicio con un dominio tímido, Godoy Cruz dio un paso adelante y aprovechó las carencias que tiene su rival en la línea defensiva. Y en apenas tres minutos, el partido se le puso de cara.
En el 21', Ojeda recibió al espacio tras un despiste local y cruzó con mucha sangre fría ante Armani, que no pudo hacer nada para evitar el tanto. A pesar de que el árbitro lo invalidó en primera instancia, el VAR le ayudó a cambiar de parecer porque González Pirez rompía el fuera de juego.
No hubo tiempo para digerir el 0-1 y en el 24' llegó el segundo, con la participación de Gonzalo Abrego. Allende recibió de Bullaude, centró raso al área y el '32', con todo a su favor, batió al guardameta con la pierna derecha. El Más Monumental quedó en silencio.
River estaba herido mortalmente y no encontró ese amor propio que sabe sacar en estos momentos tan complicados. Encontró cierta ayuda tras la expulsión de Ferrari por una doble amarilla en una jugada. El defensor entró con dureza en dos ocasiones (una con balón y otra sin él) y fue castigado justo al borde del descanso.
Tras la renudación, Gallardo quiso aprovechar esta circunstancia y metió a cuatro futbolistas de refresco, pero no tuvo éxito alguno. El objetivo era darle la vuelta al partido y apenas contó con dos buenas ocasiones. La primera en un disparo lejano de Paulo Díaz y luego otra a remate de Beltrán, que ejecutó un gran cabezazo y obligó al Ruso Rodríguez a realizar una gran estirada.
Quintero también entró al terreno de juego, pero el colombiano sigue sin estar comprometido con la causa. Son muchas cosas las que tiene que arreglar este River y el tiempo sigue pasando y eso juega en su contra. Ya sobre el final, con Godoy Cruz muy tranquilo defendiendo su renta con un hombre menos, Aliendro fue expulsado.
Una de las nuevas caras del 'Millonario' dejó los tacos en una acción con Andrada y el colegiado no dudó en mandarlo a las duchas. No hubo tiempo para más ya con las fuerzas equilibradas, aunque hay que mencionar que Gallardo también vio la roja por protestar esa expulsión de su futbolista. Vaya carita del 'Muñeco', que está viviendo una situación nunca antes vista. Mientras tanto, Miguel Borja ya va camino de Buenos Aires para intentar levantar esto de una vez.