River volvía a jugar Superliga tras la debacle de la final de la Libertadores y lo hacía frente a Newell's. Los hinchas, conscientes de ello, intentaron crear una olla a presión: bengalas, banderas, tifos y cánticos que retumbaban en el hormigón de los vestuarios fueron algunos de los detalles que utilizó la afición local para intimidar a su adversario.
Y surtió efecto, en el minuto 31 ya ganaba Newell's tras un efectivo remate de cabeza de Lema a la salida de un córner. A Gallardo le entraban los nervios.
Poco después, en el 37', Leal hizo el segundo para que los aficionados estallaran de júbilo. No sin antes hacer sangre en la herida y emular la celebración del que fuera el verdugo de River en aquella final, Gabigol.
Pero, como si de un milagro se tratase, tan solo un minuto después reaccionó el cuadro del 'Muñeco'. Lo hizo de la mano de Nacho Fernández tras un prodigioso tanto de falta. Los miedos se cambiaron de acera en cuestión de segundos.
Se iría River al descanso y saldría con una mentalidad totalmente distinta. En la segunda parte el equipo monopolizó el balón y las ocasiones y no ofreció ninguna oportunidad a un Newell's que perseguía sombras.
El paso por los vestuarios vino de lujo a los visitantes y Borré confirmó la mejoría con un tanto tras aprovechar un balón que se quedó muerto dentro del área.
Empataba 'Millonario', pero por poco tiempo. Y es que tan solo seis minutos después, Scocco daba la victoria y los tres puntos a un equipo que se sitúa tercero, a dos puntos de Boca.