River Plate afrontaba un nuevo partido amistoso con la intención de dejar atrás algunos fantasmas de anteriores encuentros. Pero, lejos de conseguirlo, volvió a sufrir frente a un equipo de Primera B.
Fue Sergio Sosa el que puso contra las cuerdas a los de Marcelo Gallardo. Tras una buena jugada, el delantero celebró su gol como si fuera una final y se quitó la camiseta para ver la segunda tarjeta amarilla y enfilar el camino a vestuarios.
Con uno más, River reaccionó y pudo empatar el partido diez minutos después con un tanto de Carlos Auzqui. Un gol que salvó a los 'millonarios' de un nuevo ridículo y que permitió prolongar el partido hasta la tanda de penaltis.
Allí, River se mostró superior y se llevó el choque por 3-5.