A un asesino no le vale el perdón. El ansia de sangre, de devolver la grandeza al escudo y de seguir reafirmarse volvió a hacer gigante a Rodrigo. Como el tiburón que huele una gota de sangre y acude a su víctima, el matador del Valencia percibió la debilidad hispalense a la hora de perforar redes y atacó sin piedad.
La epopeya es un relato de origen griego que suele narrar relatos épicos de héroes y viajes extensos. La batalla del Pizjuán mezcló las dos temáticas. Rodrigo, escudado en su retaguardia por el otro héroe llegado de la Ciudad del Turia, Neto, coloreó de amarillo y rojo tres puntos que ya saben a Champions.
Los días en los que genios andan tocados por una varita son impredecibles. Ni le importó a Neto que Montella empujara al Sevilla a un asedio interminable ni afectó el discreto partido de Zaza a su compañero en ataque Rodrigo. Hicieron su partido, miraron hacia delante y redactaron la epopeya de Hispalis.
El camino al primer gol
Fue difícil respirar en Sevilla. Con la Champions en el horizonte y una motivación extra por recortarle puntos al Valencia, el Sevilla comenzó escribiendo el relato. Muriel la quiso, la buscó y aportó mucho más que Sarabia, Nolito y el 'Mudo' juntos. No fue mal partido para ellos, pero Neto comenzó a ganar los tres puntos desde el principio.
Paradas de reflejos por bajo, a bocajarro ante un remate de Sarabia y por la escuadra a volea de Nolito. Las primeras intervenciones del meta 'che' fueron para guardarlas en hemeroteca y ver mil veces. El éxtasis que se vivía bajo palos contagió al equipo y llegó hasta la punta de lanza: Rodrigo.
Un centro largo de Kondogbia dejó solo en el área al autor de la epopeya de Hispalis cerca de la primera media hora de juego. Ahí, frente a un Sergio Rico que emuló a Neto pero al que sus compañeros no siguieron hacia una posible gesta, firmó el 0-1 con una definición de genio.
Cuesta abajo y sin frenos
La primera parte se igualó tras el gol de Rodrigo pero en la segunda no hubo color. El Sevilla desertó y se borró de la historia que se estaba escribiendo en su propio estadio. Y cuando había fuerza y ganas de buscar el empate, siempre se topaba con Neto.
Para terminar con todas las esperanzas regresó Rodrigo. A poco más de 20 minutos del final, otro uno contra uno emborronó el buen partido de Sergio Rico. Quedaba casi la mitad del segundo tiempo por jugar, pero los tres puntos ya tenían dueño.
El resultado deja al Sevilla con la clasificación a Champions League más que complicada. 11 puntos le separan ya del Valencia y 12 del Real Madrid. Por su parte, a los de Marcelino les toca disfrutar y releerse esta epopeya para seguir escribiéndola en otros campos de Primera mientras esperan a una 18-19 que nacerá con Europa bajo el brazo.