Zinedine Zidane quiso dar continuidad al once que pasó por encima del Valencia para el duelo frente al Atlético. Con cinco centrocampistas, al Madrid le faltó profundidad, algo que quiso encontrar el entrenador francés en la segunda mitad con la entrada de Rodrygo Goes. Más tarde, algo similar con Vinicius.
El ex de Santos, sin ser uno de sus mejores encuentros, aportó sentido en cada ataque que protagonizó. Siempre trató de mantener la pelota cuando el juego lo pedía y, en ocasiones, encaró a la defensa.
Lejos de estar cohibido en su primera final como 'merengue', brasileño quiso ser partícipe del trofeo conseguido por los blancos en Yeda. Hasta el punto de lanzar uno de los penaltis de la tanda.
Como él mismo reconoció tras el pitido final, fue Toni Kroos el que le animó a golpear y tomar esa responsabilidad tan inusual en jóvenes inexpertos como él. Esa confianza le sentó de lujo.
Una carrerilla algo extraña y un chut prácticamente perfecto al que no pudo responder Jan Oblak, que vio cómo la pelota se coló en la portería, muy cerca de la escuadra izquierda de la portería. Una frialdad de Rodrygo que sorprendió al madridismo.