"Llegué a acuerdos con algunos clubes que me permitían salir de fiesta..."

Actualmente, Romário tiene 55 años y lleva 13 lejos de los terrenos de juego. Se retiró con 42, "incapaz" de seguir el ritmo necesario para seguir compitiendo.
Sus últimos partidos los disputó Romário con Vasco da Gama. Antes, pasó por otros como PSV, Barcelona, Valencia, Fluminense o Adelaide United.
En 'The Players Tribune', Romàrio habló largo y tendido sobre su trayectoria. Siempre vinculado con la fiesta cuando era futbolista, el ex delantero admitió que le gustaba mucho la noche.
"Es verdad que llegué a acuerdos con algunos clubes que me permitían salir de fiesta, pero nunca faltaba a los entrenamientos, eso quiero dejarlo muy claro. En Brasil, por ejemplo, cuando volví dije: 'Mirad, me resulta difícil madrugar, así que entrenaré por las tardes'. Ni hacía falta que me lo dejaran escrito en un papel", aseguró.
Aún le duele la cantidad de mentiras que se dijeron sobre él en su día. "Se decía tanta mierd*... Que Romário no duerme, que no entrena. ¡Sí que dormía, me despertaba más tarde! ¡Sí que entrenaba, pero no a las nueve de la mañana! Los directivos lo sabían, si se lo explicaban a los entrenadores o no... eso ya no era mi problema"
Admitió que la noche le perdía en cierta modo: "Me ha gustado mucho la noche, eso sí. Pero de todos los males, el menor. Nunca he fumado, gracias a Dios, ni he tomado drogas. Nunca he bebido, ni una gota".
"Jamás he salido de fiesta la noche antes de un partido. Si había un choque un domingo, salía el viernes. Vale... quizá alguna vez lo hiciera, pero una de cada diez, como mucho", comentó.
Sobre el tema del sexo, dijo que a él le funcionaba antes de cada encuentro: "Para mí siempre fue la hosti*. A veces, el día del partido, me quedaba en casa. Si me despertaba con ganas lo hacía y después iba al encuentro En el campo estaba relajado, ligero".
Por último, hizo balance de su trayectoria como jugador. "¿Si me arrepiento de algo? He sido de todo: chulo, presumido, gilipoll*s, cabr*n... La lista es larga, pero hay que valorar cada acción en el momento que pasé. Antes, el fútbol era distinto. Yo llegué aquí de la nada. Tuve que luchar para llegar a la cima y acabé exteriorizando mis emociones. Todo lo que hice, bueno o malo, fue de corazón", finalizó.