Salomón Rondón tiene una cuenta pendiente en el mundo del fútbol que, probablemente, nunca saldará. Clasificó con un gol suyo al Málaga a la Champions League y tuvo que dejar el equipo justo antes de que comenzara la temporada en la que viviría la mejor etapa de su historia. Repasó este capítulo de su vida en 'AS'.
"Ese gol fue muy importante por lo que significó, por lo que se consiguió. Se compitió en Champions y llegaron donde llegaron. Fue muy significativo. El fútbol es así, lamentablemente no se consiguió más y se dio aquella eliminación tan rara. Lo hicieron maravillosamente los jugadores y el cuerpo técnico que estuvieron", comentó sobre la histórica diana.
Y habló sobre cómo tuvo que marcharse: "Me quedó la espinita de no poder disfrutar aquel año histórico de la Champions. Me parece que lo merecía y jugar la Champions era algo que soñaba. Terminé jugando Champions con el Zenit. Me fui a Rusia muy contento pero con un sabor bastante agridulce. Creo que merecía jugar esa Champions por cómo lo viví. Me entristeció dejar al club como lo dejé. Me bajaron del autobús y, al día siguiente, me tenía que ir. Fue así como se dio, lo acepté, aprendí a llevarlo y contento por haber pasado por aquí".
En clave actual, puso el foco en Mejías, compatriota suyo que está teniendo importancia a las órdenes de Pellicer: "Le sigo porque Mejías fue uno de los subcampeones del Mundial Sub 20. Es muy joven, tiene mucho talento, pero hoy con eso no basta. Hay que tener talento, cabeza, personalidad… No son tangibles, pero están ahí y hay que saberlos manejar. El futbolista tiene una línea muy delgada entre que te va bien y te va mal".
"Son detalles que hay que tenerlos en cuenta y hay que saberlos manejar. Mejías tiene mucho talento y tiene mucho por aportar en la Selección. Viene de esa camada que lucha por competir por un puesto en la Selección", añadió.
De paso, insistió en que le gustaría jugar sus últimos partidos en La Rosaleda: "Lo tengo claro. Siempre he dicho que me gustaría retirarme aquí (está pasando en la ciudad sus vacaciones) como agradecimiento a lo que me ha dado el Málaga. Mis tres hijos prácticamente son malagueños. Esta ciudad me lo ha dado absolutamente todo. Tengo 31 años, aún tengo dos años de contrato en China, me han respetado las lesiones, he cumplido con mi profesionalidad, he hecho las cosas bien… Esto dependerá mucho de hasta dónde me aguanten las piernas".