Marcar es sangre, ADN, genética. Rubén Castro lo ejemplifica. Es uno de tantos jugadores que hacen goles como si fueran soldados que cumplen órdenes. Volvió, marcó y dio la victoria a su Betis en un particular 'veni, vidi, vici'. El emperador bético ha vuelto 303 días después para recordar que, de algún modo, no se había ido. Su cuerpo estaba en China, su alma en el Villamarín. Y el gol, cómo no, cosido a sus botas.
Nueve minutos llevaba en el campo tras su regreso al Villamarín. Con un cabezazo que se cantaba como gol tiró la primera bala; la segunda no la malgastó. Tomó la responsabilidad del penalti porque sus galones siguen intactos. Amrabat braceó demasiado y la pena máxima fue un caramelo para el canario. Eso sí, el tanto que daba el triunfo bético entró a cámara lenta, y con el suspense de ver la mano de Cuéllar a centímetros de la bola.
Estalló el Villamarín, por la victoria y por la firma de su canario favorito. Pasó de entierro a locura la grada porque el Leganés había levantado un 2-0 de manera inexplicable. O, simplemente, se limitó a compensar. Porque le había regalado los dos tantos a los verdiblancos. El habitual corsé 'pepinero' rompió todas sus costuras defensivas por el mismo lado. Primero con Mauro Santos en una acción similar a la de Bartra rompiéndose ante un Bale imparable. No llegó ante Sergio León, que no superó a Cuéllar pero lo dejó tocado y hundido: Tello apareció para remachar el trabajo casi a puerta vacía.
El segundo agujero fue mucho más inexplicable aún en un equipo de Garitano. El saque en largo de Adán fue una asistencia muy británica, pero sin peinada previa, para Joaquín, quien llegó con la fuerza justa para doblar las manos de Cuéllar en su disparo. Un caldo de cultivo ideal para irse al descanso más que tranquilo.
Golazo para reengancharse
Aunque Gumbau reclamó su cuota de protagonismo en la Liga con un brutal zurdazo. De esos que se analizan hasta desde el punto de vista físico si el autor es Messi o Cristiano. Estética y energía para un Leganés que se veía moribundo al descanso y encontró un cargador en ese tanto.
Dicen que el 2-0 es el resultado más peligroso para ir ganando porque relaja y crea dudas si llega el 2-1. Ese manual fue el que aplicó el 'Lega' a 20 para el final. Amrabat encontró polvos mágicos y le dio una asistencia preciosa a la espalda de la zaga a Eraso, que partió en línea como un funambulista. Necesitó dos tiros para tumbar a Adán. El fútbol, tan bonito y tan caprichoso, cambiaba los rostros de los locales y los visitantes.
Tocaba épica y Setién tiró de su mejor héroe. Rubén Castro reclamó el papel principal, el que se le da mejor, y salió a hombros. Victoria con gol de Rubén Castro. Da igual cuando lo leas.