Salvar la categoría, en la situación tan delicada que tenía el equipo, a doce puntos de la salvación, y con diecisiete jornadas para finalizar, "fue más un trabajo de grupo, de moral, de convencimiento personal y colectivo, que futbolístico", y eso trajo que ya en los primeros partidos sumásemos puntos, "lo que reforzó el orgullo, la certeza de que era posible, y nos fue haciendo más fuertes".
En declaraciones a Efe, el técnico analiza que con todo, "y perdiendo sólo un partido en las últimas diez jornadas", fuimos a Gran Canaria con el trabajo realizado, "trasladando la presión al rival, que era el que debía arriesgar para sumar la victoria. Los chicos en ese partido se vaciaron, y culminaron con un éxito enorme el trabajo de esos últimos meses de competición".
Cuestionado si pensaría de la misma manera si el resultado hubiese sido el descenso, García Luis relató que lo tuvo claro desde el principio, y que lo que iba transmitiendo a sus jugadores se cumplía en forma de puntos, con esa constancia que pedía en los entrenamientos y en los partidos", y se siente, "muy orgulloso por ese regalo que le ha dado el deporte".
También asegura que el objetivos el equipo para la nueva temporada, "evidentemente, la salvación cuánto antes, sin los agobios de la campaña anterior".
"Las sensaciones son muy buenas, con el mes y medio que llevamos de trabajo, y de los jugadores no tengo la menor queja, los que estaban ya han demostrado su predisposición, y los que han llegado, se han acoplado muy rápido", ha explicado
Rubén García Luis es hermano menor de su preparador físico y ayudante, Jonás, y a la pregunta de si hay -riñas- entre hermanos, responde, "para nada, lo hablamos y programamos todo, y la confianza que tenemos la trasladamos al equipo, y sacamos aún más rendimiento de los jugadores".