No marcó, no asistió ni fue clave en el triunfo del Milan. Ni siquiera participó en la tanda de los penaltis, ya que volvía de una lesión y abandonó el terreno de juego por precaución en el descanso... Pero Zlatan Ibrahimovic volvió. Y eso son palabras mayores. El sueco formó parte de la alineación titular y, aunque no fue decisivo, el duelo de este martes frente al Torino le valió para volver a coger ritmo de competición y encarar la segunda vuelta de la temporada. Fue lo más destacado de un encuentro decidido desde los once metros.
Es obvio que el futbolista de 39 años es el referente de este Milan que, con apuros, se ha clasificado para los cuartos de final de la Coppa Italia. El que podría ser su otro abanderado, Gianluigi Donnarumma, fue expulsado ¡estando en el banquillo!
Podría, por tanto, perderse el duelo de los cuartos... que podría ser ante el Inter de Milán, que disputa este miércoles su duelo de los octavos frente a la Fiorentina.
El combinado 'granata' estuvo a punto de dar la campanada frente al líder de la Serie A. Porque luchó por ello e incluso tuvo la suerte -sin contar el final- de su lado. El ejemplo más claro, una jugada en la que Musacchio mandó el balón a la madera y, en el rechace, el disparo de Diogo Dalot no entró porque así estaba escrito.
Finalmente, después de unos 90 minutos igualados e incluso entretenidos, a pesar del marcador (0-0), la tanda de penaltis decidió el clasificado para los cuartos.
Tomás Rincón, en el cuarto lanzamiento del Torino, falló su lanzamiento desde los once metros y Hakan Calhanoglu transformó el último de la lotería para el cuadro de Stefano Pioli, que celebró junto a sus pupilos la clasificación.