El Ludwigsparkstadion es el recinto en el que los sueños se cumplen. Los de los aficionados que sustentan el latido del corazón de la revelación en la DFB Pokal. La catedral balompédica en la que ni el Bayern de Múnich ni el Eintracht Frankfurt pudieron frenar la éxtasis de un equipo que milita en la 3. Liga. El bronce bañado en oro. En el lugar de las sorpresas es donde el Saarbrücken querrá seguir haciendo historia este martes (20:30) frente al 'Gladbach en los cuartos de final.
El proyecto que ahora dirige Rüdiger Ziehl está a 90 minutos de repetir la gesta de la temporada 2019-20. Campaña en la que frenó la progresión de Jahn Regensburg, Köln, Karlsruher y Fortuna Düsseldorf para cruzarse con el Bayer Leverkusen a las puertas de la final copera. En aquel 9 de junio de 2020, Moussa Diaby, Lucas Alario y Karim Bellarabi apagaron la llama de la ilusión. 4 años después, la lección está más que aprendida y el destino podría brindar la redención.
Volviendo al escenario actual, el Saarbrücken protagonizó el mejor intervalo de 35 días de su vida. Desde el pasado 1 de noviembre -cuando dio la campanada eliminando al Bayern de Múnich por 2-1 en los dieciseisavos de final- hasta el 6 de diciembre de 2023 -día en el que los goles de Kai Brunker y Luca Kerber significaron el 2-0 ante el Eintracht Frankfurt en octavos-. Hasta las vallas publicitarias pagaron los platos rotos de una hazaña que, pase lo que pase, seguirá celebrándose como un título.
El Kaiserslautern espera rival
Por señales del fútbol, la 1ª semifinal de la DFB Pokal será un Bayer Leverkusen-Fortuna Düsseldorf. Efectivamente: el equipo que amargó su magia contra el que la encendió en 2020. En el otro lado del cuadro, el Kaiserslautern espera rival. El cuadro de Dimitrios Grammozis superó al Hertha Berlin por 1-3 con los tantos de Jan Elvedi, Richmond Tachie y Filip Kaloc. Un club de 2. Bundesliga es el que guarda el último billete canjeable hacia las semifinales de la DFB Pokal.
La firme demostración de que la Copa en Alemania juega en otra dimensión. Un formato que solo regala premios de valor incalculable y donde la categoría no sirve de nada. Solo es un aspecto más que se queda al filo del pitido inicial. No obstante, ese es el golpe de realidad de la 'Cenicienta'. La que participó en la 1ª edición de la Copa de Europa en el curso 1955-56. Y la que se encuentra en la nada de la clasificación sin viabilidad de pelear por el ascenso.
El consuelo del Saarbrücken es que, en el lugar de las sorpresas, todo es posible. El 'Gladbach es consciente de que, en principio, no se tratará de un mero trámite. Pese a que le ganó por 1-2 en la gira veraniega. No quedará ningún rastro de aquellos equipos sin confeccionar que solo memorizaban los primeros aspectos tácticos de la temporada. Ahora es otro contexto en el que el premio es pelear por llegar a la gran final de la DFB Pokal. ¿Enésimo milagro o lógica incuestionable?