Respira el Newcastle, que volvió a saborear la victoria tras batir al Burnley (3-1). Es la segunda en cuatro partidos para los 'urracas', que empiezan a carburar de la mano de Allan Saint-Maximin y Callum Wilson.
Gol y asistencia del francés, doblete del inglés, en un sólido triunfo que llegó con la primera gran exhibición de ambos. Es para lo que están y Steve Bruce los necesita. El punto de partida es bueno, se necesita regularidad.
Al cuarto de hora de partido, Saint-Maximin estrenó su cuenta goleadora en esta Premier League con una de las suyas. Recibió en solitario un balón largo ante una jauría de defensas, los humilló a todos a base de recortes y acabó sacándose un cañonazo para adelantar al Newcastle.
El Burnley no se quedó callado y a la hora de partido hizo el empate por mediación de Westwood, pero entonces apareció Callum Wilson, por el que los 'urracas' pagaron 22 millones de euros al Bournemouth.
Cinco minutos después del 1-1, Saint-Maximin galopó por la derecha y puso un centro raso tenso, medido entre el portero y el central para que el delantero embocara a gol. Y para redondear, Wilson sentenciaría en el 77' de penalti.