Un Atlético de Madrid con pocas luces, desde un punto de vista futbolístico, y un Athletic inspirado se vieron las caras en San Mamés por la jornada 34 de Primera División. El resultado, el lógico teniendo en cuenta las premisas anteriores, un triunfo sólido de los 'leones'. Con goles de Mario Hermoso en propia puerta y de Iñaki Williams de penalti, los de Marcelino se impusieron a los del Cholo Simeone.
El problema del conjunto 'colchonero' estuvo en la incomodidad y en la torpeza. La incomodidad atenazó las posibilidades del equipo desde los primeros compases. No se encontró nada a gusto en la presión alta de los bilbaínos, que se las apañaron para evitar que los de la capital consiguieran salir con soltura de atrás.
Sin salir de atrás, se sucedían las recuperaciones de pelotas de unos locales muy verticales. Esto, sumado a que, a pesar de recuperar a buenos efectivos en defensa como Giménez, el conjunto del Wanda Metropolitano no estuvo especialmente acertado atrás, dio forma a una sensación de dominio casi constante por parte de sus rivales.
La primera consecuencia grave llegó pronto, en el minuto 8, cuando el Athletic se adelantó con un gol en propia puerta de Mario Hermoso. Iñaki Williams, a la caza de un balón profundo hacia el área de Oblak, le ganó la carrera a Giménez cuerpeando y se hizo con el cuero. Después, probó con un envío raso que el '22', sin querer, redirigió a su meta.
Aunque el tanto no contara como de Iñaki Williams, se redimió en la segunda mitad, cuando anotó su propio tanto desde los once metros. Pero su actuación va más allá de las dianas. Estuvo muy activo arriba, como se esperaba que se mostrara, para mantener en constante tensión a la zaga 'colchonera', que sufría como no suele sufrir.
Con su hermano Nico listo para irrumpir cuando tocaba y Muniain haciendo daño en la frontal, el Atlético se vio muy a remolque y tardó en amagar siquiera con encontrar soluciones. Cuando esto sucedió, sucedió gracias al juego vertical que caracteriza a los madrileños, aunque, con un Luis Suárez ausente, no había pólvora que condujera los ataques.
Antoine Griezmann sí que asomó como principal baluarte de las intentonas de los del Cholo. Un remate de cabeza y un disparo de falta al larguero lo evidencian. Ángel Correa, revulsivo para la segunda mitad, trató de ayudarle a cambiar la dinámica y ni juntos lo lograron. Además, cuando parecía que una suerte de mejora se acercaba, Iñaki Williams firmó el 2-0.
Este 2-0 respondió, de nuevo, a un error de cálculo de uno de los futbolistas que Simeone recuperaba para su once inicial. Héctor Herrera llegó tarde a una entrada a Munian, que justamente rebasaba la línea de la frontal de Oblak, y le hizo la zancadilla cuando lo que quería era rebañar la pelota. Mateu Lahoz, árbitro protagonista como de costumbre por su forma de dirigir, no lo dudó un segundo.
Para su golpeo desde los once metros, Iñaki Williams optó por un 'Panenka' que engañó a Oblak. El guardameta se lanzó a su izquierda y el delantero, unos segundos más tarde, ya estaba cerca del banderín de córner, celebrando que había dejado prácticamente sentenciados tres puntos para arrimarse a Europa.
Para el Atleti, el resultado, a pesar del colchón de cuatro puntos sobre el Real Betis, es malo. San Mamés era una oportunidad importante para adelantar provisionalmente al Barcelona y pegarse al Sevilla en la pelea por la segunda plaza. La primera ya es, de manera matemática, del Real Madrid, que se ha proclamado campeón de Liga.
Pero la actuación de los del Cholo, repleta de dudas y condicionada por el tempranero gol del Athletic, no fue suficiente para ello. La garra y la fe quedan en el bando de los 'leones', que tratarán de poner sus garras en puestos de acceso a competiciones continentales en lo poco que queda de temporada.