En la categoría juvenil preferente de Gran Canaria tuvo lugar otro acto de violencia en el fútbol y en el que tuvo de por medio a un árbitro y a uno de los futbolistas que había sobre el terreno de juego. Todo ocurrió durante el encuentro entre el CD Unión Moral y el CD Vallinamar, que acabó en 3-1.
Un jugador del equipo visitante decidió agredir al árbitro con un puñetazo después de que este le sacara la tarjeta roja tras una doble amarilla. El colegiadio le enseñó la primera cartulina por encararse con un aficionado, mientras que la segunda fue por insultar al propio colegiado.
El encargado de dirigir el partido tuvo que recibir la atención de los médicos, de modo que el Comité de Competición ha decidido sancionar a este futbolista durante tres años y medio sin poder jugar al fútbol federado.