Si Anduva es una mina, Sangalli extrajo oro. El atacante, que podría haber sido expulsado, pues simuló un penalti y no fue amonestado y más tarde vio una amarilla, repartió los puntos en el tiempo añadido con un zapatazo a la escuadra imparable para Limones. El Mirandés, muy trabajador, mereció ganar, pero concedió demasiado cuando iba por delante.
En la primera mitad, Juanjo Nieto estaba siendo un puñal. Primero, con Viti Rozada, y luego, cuando este se lesionó, con Sangalli. Letic, que había dejado atrás a Javi Jiménez por la titularidad, no era capaz de frenarles. El problema era que ni Obeng ni Javi Mier canalizaban tanto centro a la olla.
Y, por el centro, no había huecos. Los 'jabatos' se encargaron de hacer las faltas que eran necesarias para frenar el ritmo que Edgar y Tejera trataban de imprimir. Esto no significa que se pasaran de duros, sino que jugaban bien sus cartas y apostaban por un juego directo que por poco no acaba con golazo de Schutte por la escuadra.
También la tuvo el Oviedo antes del descanso. Una de las pocas apariciones de Obeng -fueron pocas pero buenas- terminó con un centro que Borja Sánchez erró por poquísimo. Iba a ser la penúltima -la última fue el gol- clara de los del Cuco, que se vieron anulados en cuanto arrancó la segunda mitad.
Y es que algo tuvo que decirle José Alberto a Letic, que pasó de no poder con Juanjo Nieto y Sangalli a llevar mucho peligro por su banda. Suyo fue el centro que remató en el primer palo Moha Ezzarfani para elevar a la categoría de santo a Joan Femenías. Acompañó ese paradón de otros cuantos en los siguientes minutos y mantuvo el tipo mientras los suyos caían.
Tuvo que aparecer Iván Martín para hacer mortal al meta voleando a la red un buen centro de Carlos Julio. Curiosamente, el error fue de Nieto, el mejor de la primera mitad, que dejó descubierta su banda. Desde entonces, el Oviedo acosó un área rival impracticable por la lluvia, pero encontró su premio en un zapatazo de Sangalli en el 91' que se coló por la escuadra y valió por un punto.