Ahora cobra más sentido trofeos como este que Maurizio Sarri ha ganado con el Chelsea, que ha goleado al Arsenal para triunfar en Bakú. En Champions League, finalistas de EFL Cup y ganadores de la Europa League, en una temporada marcada por la sospecha, los devaneos de Eden Hazard y la complicada gestión del Chelsea de Abramovich. No es mal balance en su primer curso en Stamford Bridge.
Stia, Faellese, Cavriglia, Antella... Son algunos de los clubes con los que Sarri empezó a trabajar, en las denominadas 'Seconda Categoría' y 'Promozione'. El técnico empezó desde lo más profundo, desde la octava división del fútbol italiano.
El técnico del Nápoles se formó siguiendo los principios empleados por Arrigo Sacchi en el célebre 'Milan de los holandeses', un equipo que revolucionó el fútbol y que conquistó dos Ligas de Campeones, dos Supercopas Europas, dos Intercontinentales y un 'Scudetto' en cuatro años.
Siguiendo el ejemplo proporcionado por Sacchi, Sarri se lució desde el principio de su carrera con unos buenos resultados, lo que le permitió subir de categoría, hasta llegar a la Serie B (Segunda División) en 2005, y a la Serie A (Primera División) en 2014.
Fue en 2005 cuando tuvo que dejar su puesto en la banca. Lo dejó todo por su sueño, un sueño llamado fútbol. La Serie B ya exigía atención y dedicación completa. El entrenador napolitano empezó a tener notoriedad en 2012, cuando firmó un contrato de tres años con el Empoli y, tras perder la final para ascender a la Serie A en la primera temporada, logró la anhelada promoción el curso siguiente.
El Empoli, que llevaba ocho años sin jugar en la máxima categoría, se convirtió en la revelación de esa campaña, al conseguir la permanencia con cuatro jornadas de antelación y al proponer un fútbol rápido y ofensivo.
El gran éxito de Sarri y la contemporánea conclusión de la relación entre el Nápoles y el entrenador español Rafa Benítez convenció al presidente del cuadro sureño, Aurelio De Laurentiis, para apostar por el entonces técnico del Empoli como guía de su equipo.
El italiano firmó para un equipo que venía de una temporada decepcionante, en la que terminó quinto y fuera de la Liga de Campeones, pero logró devolver entusiasmo a la plantilla, empezando por el delantero argentino Gonzalo Higuaín. Años después, coincidieron en Londres.
29 de mayo de 2019
Su trayectoria en Nápoles le llevó a jugar la Champions, la Europa League, competir contra rivales como el Real Madrid, el Manchester City... y llegó la llamada del Chelsea. El resto es historia.
A nivel personal, Sarri es un hombre reservado, que huye de la atención mediática y que, a su manera, se ganó el apoyo de su afición y el respeto de sus rivales.
"Los entrenadores siempre trabajamos en el campo, con frío y lluvia y barro. No veo porqué debería vestirme con traje", contestó en una rueda de prensa a quien le preguntó por qué siempre lleva un chándal cuando se sienta en el banquillo.
En un fútbol en el que los jugadores y los entrenadores se van convirtiendo cada vez más en estrellas mediáticas, Sarri sigue ligado a sus orígenes. Claro que ha tenido que apartar un hábito que siempre le acompañó: el cigarrillo. Con Abramovich no se fuma.