Se puede perder, y perder como perdió la Lazio en Verona, con estrépito, ante un rival teóricamente inferior que te marca cuatro goles sin que se atisbara capacidad de respuesta alguna.
Al término del partido, se esperaba que un jugador del equipo romano charlase con la televisión, así como su técnico, pero no lo hicieron ni uno ni el otro. Porque Sarri se llevó a todos al vestuario. Se encerraron y de allí no se novió nadie en una hora, como explica 'CalcioMercato'.
El técnico del Hellas dio la rueda de prensa, pero Sarri no compareció ante los medios hasta mucho tiempo después. Cuando lo hizo, el entrenador de la Lazio estaba visiblemente afectado por la derrota, abatido.
"Hoy pasó lo que pasó en Bolonia. Estos altibajos se pagan muy caro. No somos sólidos mentalmente", empezó diciendo. "No hice ningún cambio al comienzo de la segunda parte para ver una reacción en los primeros minutos. Sin embargo, no hemos cambiado después de un tiempo. Quizás debamos empezar a hablar de si somos un gran equipo o no", continuó.
Lo que ocurrió en el vestuario visitante del Stadio Marc'Antonio Bentegodi de Verona es algo que, por el momento, solo conocen Maurizio Sarri y sus pupilos.