Dos más dos no siempre son cuatro, al menos, en el mundo del fútbol. SD Huesca y Sporting dieron ejemplo de lo que no se debe enseñar en las escuelas de este deporte, aunque sea a la hora de poner ganas sobre el terreno de juego.
Ambos conjuntos no fueron capaces de desequilibrar el electrónico en unos 90 minutos que transcurrieron entre protesta y protesta e imprecisiones en ambos lados. No obstante, el cuadro altoaragonés comenzó más efusivo el choque, pero, poco a poco, se fue diluyendo, sobre todo, en la segunda mitad.
Soko fue uno de los hombres más activos del equipo del Cuco Ziganda. El camerunés fue todo un portento físico por la derecha y sus internadas por banda pusieron en más de un aprieto a la zaga visitante.
Sin embargo, y tras varias acciones de peligro del cuadro local, el encuentro se marchó al descanso con el resultado inicial de 0-0.
El comienzo del segundo acto dejó evidente que el Sporting no había viajado para pasearse y, al menos, trató de competir. Los asturianos pisaron más el área de su rival, aunque sus disparos no inquietaron a un Andrés Fernández que apenas tuvo trabajo esta tarde.
La SD Huesca se hizo fuerte en defensa y contuvo las acometidas de un Sporting que no terminó de querer el gol. Todo el peligro pasó por las botas de Zarfino, que en el minuto 60 tuvo la más clara en el interior del área, pero su remate se marchó fuera.
La recta final del choque destapó los nervios y el partido se volvió algo bronco. Caparrós Hernández tuvo que echarse la mano al bolsillo y mostrar varias amarillas para calmar los ánimos de los jugadores.
No hubo tiempo para más y ambos conjuntos firmaron el reparto de puntos en El Alcoraz que los dejan en una situación prácticamente calcada a la del comienzo del choque. Oportunidad desaprovechada para los dos.