El Albacete y el Leganés tienen un problema: no marcan goles. Lo escenificaron en su duelo en el Carlos Belmonte, en el que hubo tramos de dominio para ambos que ninguno de los dos aprovechó para ver puerta. La mejor, un zapatazo de Arnaiz al larguero.
En el conjunto 'pepinero' es donde quizá se nota más esta falta de pólvora. Tanto por nombres como por aspiraciones. Los de Martí opositan al ascenso directo y ni Borja Bastón, ni Juan Muñoz, ni Kevin Bua ni Sabin Merino -los dos últimos entraron desde el banquillo- lograron batir a Tomeu Nadal.
Curiosamente, el '24' y el '11' tuvieron un par de ocasiones muy parecidas. Fueron dos disparos cruzados que se fueron por poco más allá del palo largo de la meta contraria. Pocas veces más logró el conjunto agrietar así la defensa del cuadro manchego.
Quien más cerca estuvo de marcar fue Arnaiz. Como pelotero oficial del plantel, probó suerte con un par de zapatazos. Uno se estampó en el travesaño; el otro se fue alto. Ni los delanteros ni los bombarderos funcionaban, pero la calidad tampoco: Shibasaki hizo más en defensa con unas cuantas intercepciones que en ataque y Palencia, insistente, no logró compensarlo.
En el Albacete, el peso arriba cayó en Álvaro Jiménez y Zozulya. Aunque eran un quebradero de cabeza para una zaga 'pepinera' muy correcta, no terminaron de generar ninguna ocasión clarísima. Álvaro Peña también trataba de hacer daño y, atrás, Boyomo fue el mejor hasta que López Garai le sustituyó para la segunda parte. No se notó demasiado su ausencia.
El punto es un punto de preocupación para ambos equipos. Para el de López Garai, porque los suyos continúan en una zona muy baja de la clasificación. Prometió estar fuera de ahí para Navidad. En el de Martí, porque oposita a volver a Primera y necesita de más goles para lograrlo.