Se va del Inter como un ídolo tras cero partidos y dos rojas en seis años

La historia de Tommaso Berni se ha convertido en uno de los temas más comentados en Italia, y con razón. Se va un tipo desconocido para el gran público pero idolatratado en el club y el vestuario 'neruazzurri' tras seis años allí. Cualquiera lo diría teniendo en cuenta que el portero florentino se irá sin haber jugado un solo minuto oficial, a pesar de lo cual vio dos tarjetas rojas.
El calado humano que deja está muy por encima del rendimiento deportivo. Medios como 'Il Corriere della Sera' subrayan el gran poso que ha dejado siempre en el vestuario, su profesionalidad en cada entrenamiento, a los que nunca había faltado, y su cariñosa labor con los más jóvenes.
Pero siempre le ha tocado vivir tapado por la gran sombra de Handonovic, y también por la de Carrizo y Padelli, los porteros alternativos del club lombardo en las últimas temporadas. De hecho, la última vez que se puso los guantes en un choque oficial fue el 28 de octubre de 2012, defendiendo la portería de la Sampdoria. La cuestión es que la temporada siguiente se machó al Torino, donde tampoco disputó un solo partido, y de ahí pasó al Giuseppe Meazza.
Sin embargo, el Inter siempre lo tuvo en alta estima, por eso lo renovó el curso anterior. "Tengo el entusiasmo de un niño, no puedo esperar más para que comience de nuevo la temporada", aseguró por entonces.
Y cómo es que vio dos rojas, se preguntarán los usuarios. Ambas tuvieron lugar el curso 19-20. El 26 de enero, en choque contra el Cagliari, se acercó al colegiado al término del encuentro para recriminarle la expulsión previa de Lautaro. Durante la segunda mitad del Parma-Inter disputado en junio perdió los papeles cuando el equipo caía 1-0 e igualmente dijo algo inapropiado que el colegiado escuchó.
Y es que es un tipo apasionado. También pintoresco y atípico, como queda claro viendo el retrato que hace de él el rotativo italiano: solo cobraba 200.000 euros, tuvo que dejar de tocar la guitarra tras romperse un dedo meñique, es un ecologista empedernido y se casó con su esposa varias a veces a través ritos de una tribu africana, otra peruana y luego asiática.