"El Balón de Oro son votos, pero la Bota de Oro son goles, no depende de los votos de nadie", espetó, orgulloso, Cristiano Ronaldo, cuando recibió de manos de Florentino Pérez su segunda Bota de Oro, con la que se puso por delante de Messi en el palmarés.
Desde aquel ya lejano 2011 muchas cosas han cambiado. Cristiano, que venía de quedar segundo en el Balón de Oro, veía como Messi abría brecha y alzaba su tercer galardón en ese aspecto.
Ahora, casi una década después, ambos están empatados a cinco Balones de Oro, pero el argentino ha vuelto a aventajar al portugués en lo que al trofeo al máximo goleador liguero del año se refiere.
Hasta su remontada, fueron años complicados para el luso. Veía como, pese a ser el motor del Madrid, la falta de éxitos deportivos de primer nivel de su club le lastraban. Messi se colocó por delante en Botas de Oro, y abría lo que parecía ser una distancia insalvable en Balones de Oro.
Messi, en un año difícil tras quedar quinto en el Balón de Oro (no estaba fuera del podio desde 2006), evitó esta clase de comparaciones al recibir su premio. "Es fruto del trabajo, del esfuerzo y sobre todo, de los compañeros", dijo Messi.
Cristiano y Messi siempre han sido como el día y la noche, dos archirrivales que se necesitan mutuamente para brillar, con personalidades del todo opuestas, algo que una vez más ha quedado patente (aunque ni Messi es todo humildad, ni Cristiano es sólo soberbia, claro).
Sin embargo, el entorno de Messi sí ha querido, a diferencia del argentino, dar un valor especial a la Bota de Oro, menospreciando en cierta medida un Balón de Oro que, en otras ocasiones, resultó ser el galardón más importante del mundo.