Las heridas que un descenso abre dejan cicatrices, pero el aficionado tiende a olvidarse del dolor pronto. La pelota no tarda en echar a rodar de nuevo con renovadas ambiciones, objetivos y motivos para ir al estadio del equipo al que se rinda fidelidad. De cara a la temporada que está a punto de arrancar, la 24-25, Segunda División será una de las competiciones locales que mejor recoja este sentir de todo el mundo.
En esta edición, se han añadido el Cádiz, el Almería y el Granada, que descendieron de Primera, además del Deportivo de La Coruña, el Castellón, el Málaga y el Córdoba, que subieron de Primera Federación. En paralelo, la élite acogió al Leganés, al Real Valladolid y al Espanyol mientras la categoría de bronce daba la bienvenida al Amorebieta, al Alcorcón, al Andorra y al Villarreal B, lo que ha hecho del segundo escalón del deporte rey patrio un patio de recreo para los aficionados.
La primera reclamación o deseo histórico que se satisface es el de la ausencia de filiales. Los 'groguets' tendrán que pelear por volver al fútbol profesional y el Barça Atlètic perdió contra el Córdoba en el 'play off' para conseguirlo, de modo que no habrá enfrentamientos con escudos que hacen que los hinchas recuerden pasados más halagüeños. También aumentará, a priori, el grado de ocupación de las gradas.
En Italia, ya se dio salida a esta petición con la confección de un Campeonato Primavera en el que los B de los conjuntos más importantes del país de la bota se ven las caras. No hay visos, en la Península Ibérica, de que vaya a ocurrir algo parecido ni en el corto, ni en el medio ni en el largo plazo, así que los jóvenes más talentosos de las canteras de mayor brillo de la geografía seguirán dando de qué hablar pronto.
June 30, 2024
Entretanto, Segunda División goza de un repunte de clubes históricos: convivirán el Deportivo de La Coruña, el Real Oviedo, el Sporting de Gijón, el Racing de Santander, el Real Zaragoza, el Málaga, el Córdoba, el Cádiz, el Albacete, el Tenerife... Hay una proliferación innegable de colores que llevan décadas asentados en el subconsciente colectivo y que, de hecho, han disfrutado de periodos holgados en Primera.
Otro aliciente es la multiplicación de partidos regionales. Habrá citas entre representantes de Galicia, de Asturias, de Aragón, de la Comunidad Valenciana y de Andalucía. La zona con más choques de cercanía será la sureña con un total de 10 enfrentamientos que, doblados por el formato de ida y vuelta, serán 20, lo que ofrece desplazamientos amables a los aficionados con ganas de visitar una ciudad próxima para ver en acción a sus jugadores.
Así, se dibuja una suerte de ruta del Mediterráneo para los seguidores de más abajo en el mapa de España y una del Cantábrico para los ubicados en el norte. Abajo de la brújula, es posible bordear la costa pasando por Cádiz, Málaga, Granda, Almería, Murcia, Alicante, Valencia y Castellón sin que haya un solo cruce de frontera sin un estadio que visitar. Arriba, únicamente Lugo interrumpe una conexión que amarran La Coruña, Asturias, Santander y Guipúzcoa.
En el interior, la diversión no cesa, pues el Huesca y el Zaragoza renovarán el morbo de su derbi aragonés y el Mirandés y el Burgos harán lo propio un poco más a la izquierda en los mapas. Solo se quedan con las ganas de una rivalidad territorial el Eibar, el Albacete y el Tenerife. Esto, a nivel logístico, también aliviará algunas vertientes de los presupuestos de los clubes que no suelen tenerse muy en cuenta a través del ojo público, pero que hay que asumir con seriedad.