Puede ser su noche. La que le devuelva al Olimpo rojiblanco, o la que le entierre en los infiernos. Están los que dicen que volvió para esto, y los que sospechan que volverá a pasar desapercibido. Sea como fuere, para bien o para mal, esta será la noche de Griezmann.
Apunta a ser titular en Do Dragao. Porque el Atlético le necesita. Necesita al futbolista que hace no tanto era el líder indiscutible del equipo, el que comandaba su fútbol de ataque. El que se echaba los partidos a la espalda y los sacaba adelante.
Con sus goles al Liverpool se convirtió en el máximo goleador del Atleti en la Champions, superando a una leyenda como Luis Aragonés. Es también el único, junto a Suárez, que ha visto puerta en esta Champions, por triste que suene.
Parece el escenario perfecto para que el 'Principito' ejecute su última reivindicación ante la parroquia 'colchonera', pero el miedo a que en Oporto le toque jugar uno de sus partidos grises e intrascendentes está ahí.
Durante toda la temporada ha estado adaptándose a las nuevas exigencias de Simeone, diferentes a las que vivió años atrás, principalmente porque volvió siendo uno más y no la estrella, y eso le ha hecho protagonizar no pocos altibajos.
Fue el propio Simeone el que deslizó que Griezmann volvió para esta clase de partidos. Que quizá ya no sea el joven explosivo e impredecible de antes, pero que ahora es un jugador más maduro que es perfectamente capaz de lidiar con la presión que suponen duelos como el de Do Dragao.
El Atleti necesita a Griezmann en Oporto, pero al Griezmann del doblete al Liverpool (antes de la expulsión, claro está), el del golazo al Valencia. No al Griezmann inoperante de Vitoria o el Milan en el Metropolitano.
Es su día, le guste o no, y en su mano está que el Atleti sigue adelante en la Champions, que caiga con orgullo o lo haga con estrépito. No jugarán Griezmann y diez más, pero sí es cierto que al francés se le exigirá más que al resto. Porque se espera mucho de él.