"Tenemos jugadores 'top' y, perdón si soy un poco arrogante, tenemos un entrenador 'top'. Y, por favor, no me llamen arrogante porque lo que digo es cierto: soy campeón de Europa, así que no soy uno más. Creo que soy especial". José Mourinho avisó. "Algunos os echábais las manos a la cabeza pensando 'este tontolaba viene aquí para 3 meses, es un muerto' y bueno, no es tan muerto". José Luis Mendilibar avisó. Ahora, sus caminos se cruzan. Uno de los 2 hará a su equipo glorioso de la Europa League.
El Sevilla y la Roma se ven las caras en la cita de Budapest. Los hispalenses conocen el sabor de la victoria en este torneo, que sus vitrinas se han especializado en importar. En caso de triunfar, levantarán el trofeo por 7ª vez. Si son los 'giallorossi' los que se alzan con el entorchado, será el 1º de su historial. También será la coronación de 'The Special One', que tenía razón cuando inventó su propio apodo. No conoce la derrota en finales continentales.
Es un conquistador. Carente de experiencia y contra todo pronóstico, llevó al Oporto al cielo en la Champions. Era tan solo el aperitivo de su irrupción en las grandes ligas, en las que, a pesar de que se ha visto preso de una venida a menos que le ha llevado a gestionar proyectos no tan ambiciosos como los que dirigió otrora, ha fabricado recuerdos imborrables para los aficionados. Lo aguerrido de los 'Clásicos' en su etapa en el Real Madrid o sus reivindicaciones personales en Inglaterra se han encastrado en el subconsciente colectivo.
En la actualidad, dibuja una trayectoria que sus compatriotas se saben de memoria. Los 'dragones' que él domesticó volaron hasta granjearse la Europa League y, un año más tarde, firmaron la Champions. Esta temporada, el Olímpico observa con emoción un ascenso similar tras bañarse en el oro de la Conference. No es atrevido reconocerlo: sus hinchas sueñan con dominar también la 2ª competición del Viejo Continente y, el curso que viene, dar el salto a la 1ª.
Cuentan con el hombre ideal para ello. José Mourinho jamás ha perdido una final europea. Las 2 primeras ya se han enunciado. Son las que le coronaron con el Oporto. Con las riendas del Inter de Milán, que, poéticamente, vuelve a contemplar la oportunidad de celebrar la 'Orejona', repitió la gesta en 2010, antes de una sequía de 7 campañas previas a poner su granito de arena en la reconstrucción de la imagen temible del Manchester United. Los 'red devils', con él en su banquillo, ganaron la Europa League de 2017.
Las finales de Mourinho
Al oro lo precede el barro. Es fútbol. Las imágenes que pasarán a la historia como puntos álgidos de la carrera de José Mourinho son fáciles de aflorar en la mente del aficionado. ¿Quién puede olvidar su celebración con el dedo índice en alto en el Camp Nou? ¿Alguien ha dejado de recordarle levantando la 'Orejona' con el reflejo de su corbata 'nerazzurra' en la tripa del trofeo? Es cierto, son instantáneas imborrables, pero ¿cómo las hizo posibles?
Su 1ª final conoció como escenario La Cartuja de Sevilla. El estadio de la capital andaluza consiguió acoger un duelo apasionante entre el Celtic de Glasgow y el Oporto que tuvo que resolverse en la prórroga. Derlei abrió la lata y la cerró en el tiempo extra, cuando, por un 2-2 fiel a lo que ocurría en el césped, los equipos se encaminaron a la media hora de más. 'The Special One' supo gestionarlo. Era su 1ª corona.
La 2ª no le exigió tanto. El Arena auf Schalke, rebautizado más tarde como Veltins-Arena, se sonrió al ver a los 'dragones' dominar al Mónaco por 0-3 con goles de Carlos Alberto, Deco y Alenichev. Habría que esperar 6 años para ver al entrenador tan feliz como cuando tocó el cielo alemán. El español le hizo sentir lo mismo. Más en concreto, el del Santiago Bernabéu, telón de fondo aterciopelado del 0-2 de su Inter al Bayern con doblete de Diego Milito para entregarle su 2ª Champions.
Tras el triunfo en Madrid, afrontó una nueva sequía, esta de 7 temporadas, antes de alzarse con la Europa League de 2017 en una final en la que el Manchester United venció, también por 0-2, al Ajax. Los neerlandeses, aún con el talento de Matthijs de Ligt, Hakim Ziyech o André Onana en sus filas, no pudieron con unos 'red devils' comandados por los goles de Paul Pogba y Henrikh Mkhitaryan. Era el regreso de Mou a las cumbres del Viejo Continente.
Repitió el año pasado, cuando llevó a la Roma al estrellato en un torneo recién nacido, la Conference League. Así, se convirtió en el primer entrenador en ganar las 3 competiciones europeas. Su víctima, esta vez, fue el Feyenoord; Nicolò Zaniolo, su llave maestra. Y 'The Special One', un témpano en situaciones que habrían ablandado el acero, lloró. Quizá no lloró por alegría, sino por justicia. En un deporte de resultados, él supo que su trayectoria había adquirido la categoría de leyenda.
Fútbol de barro
El propio Mendilibar lo ha reivindicado ante la prensa. Y no le falta razón. Lleva 20 años entrenando en Primera División y el foco mediático ha reparado en él ahora que ha llevado al Sevilla, de nuevo, a la final de la Europa League. Es lógico. Sus gestas no son de 'glamour', son de barro, de pureza, de lo más natural del deporte. No tiene nada que envidiar a quienes han frecuentado los grandes estadios de Europa. ¿Hay misión más noble que la de salvar a un equipo humilde?
En una temporada que parecía para olvidar, Nervión confió en él para reconducir el rumbo. Era, probablemente, el desafío más importante de su carrera y debía compaginarlo con trabajo extra. Funcionó. No solo mejoró a los hispalenses en el plano doméstico, sino que mantuvo la chispa en el Viejo Continente. Ha reactivado la ilusión de los aficionados y el fervor de su vestuario. Quien está a sus órdenes iría a la guerra por él.
El de Zaldívar nunca ha dirigido una final europea. Tampoco le ha hecho falta. Sí que ha conocido este tipo de campeonatos por la Intertoto que vivió con el Athletic en 2005. Sí, 2005. Es más que cierto que el técnico que ha levantado de nuevo la pasión del Sánchez-Pizjuán lleva toda la vida en la élite aunque no resalte como otros. Volvió a los escenarios áulicos para apear al Manchester United con una remontada genial y dejar fuera a la Juventus en semifinales. Experto en sortear descensos, se ha graduado en eliminar a clubes históricos.
"Llevo 20 años en Primera y parece que no me conoce nadie. Lo que he hecho en el Sevilla es tanto como lo que he hecho en el Eibar. Lo que pasa es que vosotros vivís de la opulencia y de los bajos fondos no vivís", lanzaba Mendilibar en unas declaraciones a 'Relevo' de cara a la final. Cuando se expresa así, San Mamés, Ipurua, Lanzarote, el José Zorrilla, El Sadar, el Ciutat de València y Mendizorroza asienten.