El Olympiacos de Míchel perdió su tercer partido en la Europa League tras caer en su estadio frente al Qarabag, que sacó los colores a su rival tras ganar 0-3 para evidenciar el mal momento del cuadro griego en la competición continental.
Míchel, que se estrenó en el banquillo de cuadro rojiblanco el pasado fin de semana con una victoria en Liga sobre el Atromitos, tenía la difícil misión de enderezar el rumbo de su equipo en la Europa League. Después de perder sus dos primeros partidos frente al Nantes por 2-1 y ante el Friburgo por 0-3, el choque ante los de Baku se presentaba como una final.
La trayectoria del Olympiacos esta temporada en Europa ha sido absolutamente errática. Siempre jugando con fuego, al final parece que va a quemarse.
Si en la fase de clasificación de la Champions League ya fue eliminado de forma escandalosa tras caer 0-4 ante el Maccabi Haifa, también lo pasó fatal para conseguir su billete para la Europa League. En dos rondas agónicas, solucionadas en los penaltis frente al Slovan Bratislava y el Apollon, finalmente consiguió su clasificación.
Su nuevo entrenador accedió a un banquillo complicado y en su primer gran envite del curso no pudo sacar adelante el encuentro. Con Marcelo en el banquillo, aunque después debutaría en la segunda parte, y sin James Rodríguez fuera de la convocatoria (fuera de forma), el Olympiacos acabó arrodillado ante un equipo que fue superior.
Los tantos de Owusu Kwabena, Marko Vesovic y Ramil Sheydaev, dejaron en la UVI al equipo griego, que necesitará un milagro para acceder ala siguiente fase.