Se marchó esperando disfrutar de los minutos que no iba a tener con Luis Enrique y parece haberse metido en un jardín del que puede tener una difícil salida por la puerta de atrás.
No se ha ganado la confianza de Mancini, ni en pretemporada ni en el arranque liguero, y ha sido relegado al banquillo.
La gota que colmó el vaso fue su nefasta actuación en el amistoso de ayer ante el Lecco, de la Serie D (un equivalente a nuestra Tercera División, el cuarto nivel futbolístico en Italia).
El lateral está sometido a mucha presión y cada vez que toca el balón se le mira con lupa en busca de errores. Quizá sea demasiado para él.