Hasta la fecha, pocas de las consideradas favoritas han arrasado en la fase de grupos. De los que ya han quedado resueltos, las dudas fueron protagonistas en varios combinados que, al final, han puestos las cosas en su sitio, o cerca, en la última fecha.
En el A, Mohamed Salah centraba gran parte de la atención. Su gran temporada daba opciones a Egipto y los rusos parecían llegar cogidos con pinzas pero, al final, los anfitriones lograron sin demasiado problema el billete a octavos. Uruguay tampoco convenció en el arranque, ganando por la mínima a las dos eliminadas, pero hizo cumplir la lógica. Líder y a otra cosa.
El grupo de España es otro claro ejemplo. En el B, los ibéricos estaban predestinados a los dos primeros puestos, pero la resistencia de Irán y el descaro ofensivo de Marruecos crearon unas esperanzas de revolución y rebelión que resultaron ser falsas. Una vez más, la historia tuvo su peso a pesar de las carencias mostradas por españoles y portugueses.
El martes se resolvieron los grupos C y D y también se cumplió la máxima. Francia no ha mostrado un gran nivel, pero se ha colado en octavos sin demasiados problemas. Perú llegaba con una ilusión desempolvada tras 36 largos años de espera y el sí 'in extremis' a la participación de Paolo Guerrero hizo ganar muchos puntos a los 'incas'. Pero otro tipo de puntos, no clasificatorios, ya que se quedaron sin opciones en la segunda jornada. Dinamarca, sin merecerlo mucho más que los sudamericanos, cumplió con buena parte de las quinielas.
El de Argentina es, quizá, el caso más claro. Aunque la 'Albiceleste' se tuvo que conformar con la segunda plaza, la simpatía de Islandia y el peligroso anarquismo de Nigeria tuvieron sus seguidores durante la fase de grupos. Los de Sampaoli fueron criticados una y mil veces y llegaron a estar contra las cuerdas o casi encima de ellas, pero, una vez más, se repitió la misma historia. Europeos y africanos, a casa, y croatas y argentinos, a pensar en los cruces ante Dinamarca y Francia, respectivamente.
Este miércoles, Brasil puede certificar esta corriente tras otro inicio dubitativo. El empate ante Suiza y la victoria en el descuento frente a Costa Rica parecían hablar mal de una de las candidatas al título, pero una victoria ante Serbia pondría, de nuevo, todo en su sitio.
Alemania, que también llegó a ser dada por muerta por muchos que parecen desconocer aquello de "el fútbol es un deporte que se juega once contra once y en el que siempre gana Alemania", puede apoyar o contradecir esta teoría. México, con un arranque brillante y pese a llegar con seis puntos a la jornada decisiva, puede decir adiós si cae ante Suecia y los germanos ganan a Corea. Latinoamericanos y escandinavos, especialmente los primeros, se han ganado buenas palabras, pero el peligro de las grandes nunca debe darse por acabado.
Por últimos, los grupos G y H se presentan como confirmación y excepción a esta corriente. En el primero, ni siquiera existió un momento de titubeo y la ilusión panameña y la incógnita de Túnez apenas inquietaron a Bélgica e Inglaterra, que se jugarán el liderato en su enfrentamiento directo. Por su parte, en el H sí que ha pesado poco la historia y los nombres. Colombia y Polonia, esta ya eliminada, cayeron sorpresivamente en la primera jornada y, de momento, Japón y Senegal ocupan las dos primeras plazas.