Lo dijo claro: "No tengo ningún miedo de mi futuro". Ronald Koeman no se anda con rodeos en rueda de prensa. El neerlandés, lejos de soltar los tópicos más conocidos ante los medios, siempre expresa con total libertad lo que en ese momento le sale. Una actitud valiente en una tesitura personal compleja.
Y es que el técnico del Barcelona afronta un tramo complicado de temporada que empieza este mismo lunes, contra el Granada. Cuestionado por Laporta, el estratega tendrá que demostrar en tres compromisos en el intervalo de siete días que es el más adecuado para redirigir a un cuadro 'culé' que pasa por horas bajas. El famoso tramo de la transición que tan largo se hace mientras todo sucede.
No es para menos: la derrota en el Camp Nou con el Bayern de Múnich por 0-3 aún flota en el ambiente y duele en los aficionados. La imagen de fragilidad y debilidad que se mostró frente a los bávaros está lejos de la exigida por un equipo como el Barça y el primer señalado fue el entrenador.
El esquema de cinco defensas no funcionó y ahora medita volver al 4-3-3 para recibir a los nazaríes, primeros rivales de este torrente de duelos. El jueves, los de la Ciudad Condal visitan al Cádiz y el domingo vuelven a ser locales contra el Levante. Tres compromisos, a priori, asequibles para coger sensaciones y recuperar puestos en la tabla.
Pero estos siete días son un arma de doble filo para el neerlandés, que podría jugarse parte de su futuro si los resultados cosechados están lejos de los esperados. El culebrón con el presidente no cesa y cada día aparecen nuevas informaciones que ponen las cosas más en contra del míster.
En un contexto complicado de llevar, Ronald Koeman centrará sus esfuerzos en rascar los tres puntos este lunes ante sus aficionados y hacer olvidar lo antes posible todo lo ocurrido en Champions League. Eso sí, juegue como juegue sus cartas, "miedo" no tendrá.