Lo de Siria es digno de alabanza. Un país devastado por una interminable guerra civil alimentada de forma irresponsable por las potencias occidentales está a 90 minutos de jugar la repesca contra el 4º clasificado de la CONCACAF.
El combinado sirio ha disputado la gran mayoría de sus partidos como local lejos de su país. Ha jugado en Malasia y Omán todos sus partidos, ante la imposibilidad de jugar en Damasco o Aleppo, las principales ciudades de Siria.
Ante Australia el combinado sirio pidió jugar en los Emiratos Árabes, pero la AFC rechazó la petición, y continuó jugando en Malacca, Malasia, donde jugó la segunda ronda. Eran locales en tierra extraña una vez más.
La Selección Siria es digna de admiración, pese a que los detractores de Bashar Al Assad les acusen de ser voceros del régimen, parte de su aparato propagandístico y demás historias.
El capitán del combinado sirio define esta hazaña como algo milagroso. "En verdad es un milagro. Desde 1986 la selección de Siria no realizaba una fase de clasificación así", dijo Ahmad Al-Saleh en una entrevista concedida al diario 'MARCA'.
Confesó que hubo deserciones cuando se anunció que Siria jugaría fuera del país como local. "No podíamos jugar en nuestro país como local, algunos jugadores decidieron no jugar con la selección. Otros estaban fuera y después pidieron perdón para volver", explicó.
"Siempre hemos jugado dentro de unas circunstancias críticas. Ahora con lo conseguido todos estamos desbordados de felicidad de haber llegado a disputar el 'play off' con Australia. Toda la gente en Siria es feliz con ello, sentimos que hemos logrado que Siria sea un país y un pueblo", agregó.
Siria se clasificó para esta primera repesca con un polémico gol de última hora ante la ya clasificada Irán. Se dijo que Irán, por afinidad política con Siria, se dejó marcar ese gol, pero Al-Saleh lo desmintió. "El seleccionador Carlos Queiroz los había motivado mucho de cara al partido y jugaron muy fuerte. No nos ayudaron para nada, todo lo contrario", afirmó.
Y, para él, el haber jugado esta repesca ya es premio. De ganarla, todavía tendrían que vencer al cuarto de la CONCACAF, que a estas alturas podría ser Panamá, Estados Unidos u Honduras. Tres rivales para nada asequibles. Lograr el billete a Rusia haría de esta aventura algo histórico para Siria.
Sobre las críticas recibidas por ser 'pro-Assad', Al-Saleh se defendió. "Antes de nada me gustaría explicarte que esto no es una Guerra Civil. No lo es. Déjame hacerte un resumen. Esto es un conflicto geográfico y político.", apuntó.
"Creo que hay gente que enarbola la bandera de la libertad pero no es la clase de libertad a la que aspiramos. Pensamos que no era necesaria ninguna acción armada como ésta", agregó, antes de responder a esas críticas.
"Yo sólo espero que Siria sea un sólo país, que no esté dividido. La gente que está en contra, si buscan transformar el país lo deben hacer a través del Parlamento, de debatir, de hablar unos con otros, entenderse el uno con el otro", señaló, demostrando tener más cabeza que muchas personas.
Pero no fue así. "Desafortunadamente, no era un asunto local sino un asunto global. Geográficamente, Siria ha dividido el mundo en dos grandes bandos, y cada uno está defendiendo su punto de vista", añadió al respecto.
Negó defender a Al Assad jugando para Siria, sino que él representaba al pueblo sirio, aunque no ocultó su apoyo al gobierno, para él, legítimo.
En los últimos partidos cedió la capitanía a Firas Al-Khatib, un futbolista de esos que renunció a jugar con Siria al principio, por el conflicto, pero que volvió para estos últimos partidos. Un gesto que muchos han querido ver como conciliador.
Siria está a 90 minutos de lograr una hazaña increíble, y de hacerlo, a 180 de Rusia. El fútbol, a veces, es maravilloso.