Ole Gunnar Solskjaer lo tenía claro. Ante el maratón de partidos que le espera al Manchester United de aquí a final de temporada, el noruego decidió tirar este martes de suplentes en un compromiso en el que su equipo casi no se jugaba nada.
Sí, había opciones quiméricas de aspirar al título de la Premier League, pero el técnico dejó claro que poco le importaba eso desde que alineó a once suplente para la visita a Old Trafford de un Leicester City inmerso en plena pelea por la Champions.
Las intenciones eran evidentes y las mismas se acabaron convirtiendo en un triunfo por 1-2 de los 'foxes' que hizo campeón al Manchester City y, de paso, puso casi imposible la presencia en la próxima Liga de Campeones del Liverpool. Es decir, que el United repartió sonrisas y lágrimas a partes iguales entre sus más enconados rivales.
Con una alineación en la que destacaban nombres como Matic, Mata, Diallo o el debutante Elanga, el Leicester partía como favorito y pronto refrendó tal condición con un tempranero tanto de Thomas a los diez minutos. Pese a ello, los menos habituales del United reaccionaron bien y Greenwood igualó la contienda al cuarto de hora y estableció un 1-1 que no se movería hasta el descanso.
Tras la reanudación, y con más buenas intenciones que precisión y acierto, ambos conjuntos buscaron el tanto del triunfo, aunque fueron los 'foxes' lo que lo encontraron gracias a un remate de Söyüncü a la salida de un saque de esquina en el minutos 66.
El 1-2, pese a quedar más de 20 minutos por delante, fue definitivo y certificó la tercera Premier League en cuatro años del Manchester City. Un hecho que poco importa a un United que puede asestar un golpe mortal este jueves al Liverpool y que solo piensa realmente en la gran final de la Europa League frente al Villarreal.