La lesión de Matic en la previa del encuentro preparaba el cuerpo a los aficionados 'red devils', que vieron como Old Trafford se convertía en un hospital de campaña merced al paso de los minutos del primer tiempo.
Apenas se había cumplido el primer cuarto de hora, cuando Ander Herrera y Marcus Rashford pedían la atención del cuerpo médico local, provocando los primeros movimientos en el banquillo de Ole Gunnar Solskjaer.
Si bien el inglés continuó sobre el terreno de juego, el centrocampista español dejó su lugar a Andreas Pereira. Minutos después, Roberto Firmino era quien pedía asistencia médica ahora a Jürgen Klopp.
Sin embargo, el brasileño fue sustituido después de que Juan Mata dejará su lugar a Lingard, también lesionado minutos después. Cuatro sustituciones en menos de 42 minutos de juego, todas por lesión.
El paso por vestuarios no hizo si no alimentar los fantasmas de Old Trafford, que vio como Marcus Rashford reanudaba el encuentro con gestos de dolor, forzandando solo por no dejar a su equipo con diez.
Sin cambios, Solskjaer se encomendó al pundonor de sus jugadores, que se vaciaron para inutilizar a un Liverpool que no atraviesa su mejor momento y volvió a echar en falta la voracidad de otrora.
El carrusel de lesiones mermó a ambos equipos, presos de una histeria colectiva que les impedía encadenar más de tras pases seguidos y, por ende, crear algo de peligro a De Gea o Alisson.
Pese a jugar con Rashford cojeando, el United llevó la iniciativa y buscó su oportunidad a balón parado. Solo en los últimos compases del encuentro, cuando los locales se parapetaron para salvar el resultado, el Liverpool dio un paso al frente.
Klopp sentó a Salah a diez minutos del final. Una decisión que reflejó la poca trascendencia del egipcio en un partido que acabó con empate a cero, devolviendo el liderato de la Premier al Liverpool y dejando al United fuera de los puestos de Champions League.