Francia e Italia llevan unos años disputando sus respectivas Supercopas, entre los campeones de Liga y Copa, fuera de sus fronteras. Cada año, en una localidad diferente, a cada cual más exótica.
La Supercopa de Francia se lleva jugando fuera de las fronteras galas desde 2009, y precisamente en Tánger se han disputado las ediciones de 2011 y 2017. La de este verano se disputará en China.
Algo similar ocurre en Italia. La Supercoppa también acostumbra a jugarse lejos del país transalpino. La primera vez que se hizo fue en 1993, cuando se llevó a Nueva York.
Desde entonces se ha ido alternando la sede lejos de Italia con Supercoppas disputadas en terreno italiano. La de este año, por ejemplo, se jugará en Roma.
La española siempre se ha jugado en terreno patrio, como ocurre con las supercopas de las otras grandes ligas del continente. El Community Shield siempre se juega en Inglaterra, como la Superpokal alemana lo hace en tierras germanas.
España se unirá, quizá de forma excepcional, al selecto club de países cuya Supercopa se juega en el extranjero, bien porque carece de atractivo para el aficionado local, bien por puro y duro negocio.