Tembló Koeman, tembó su nuevo Barça. En el primer partido de Champions del entrenador azulgrana, que era ante el Ferencvarosi, un rival, a priori, más débil, habrían empezado los 'culés' perdiendo de no ser porque el colegiado anuló un golazo de Nguen.
El jugador visitante aprovechó que Lenglet y Piqué no estaban demasiado atentos y fusiló a Neto con un trallazo. Si no hubiera nacido de una posición antirreglamentaria, se habría convertido en de los mejores tantos de la jornada europea.
Para colmo, se produjo en los primeros compases del enfrentamiento, lo que hizo más daño al honor de los locales. Salir sin estar al 100% de concentración en una cita tan importante pudo salir carísimo y el conjunto de la Ciudad Condal se salvó.
Para el Ferencvaros, todo lo contrario. Fue un verdadero subidón de moral. Acababan de poner contra las cuerdas a uno de los mejores equipos del mundo, aunque esté en horas bajas, en su feudo, en el Camp Nou. Nguen soñará mucho con qué habría pasado si su gol hubiera sido legal...