No fue un buen día para ser romano. Si la Lazio se había quedado virtualmente eliminada en el minuto 95 cayendo ante el Celtic, los vecinos del Olímpico sufrieron la misma hiel, aunque su derrota sea algo más enmendable.
Ocurrió en un partido repleto de tensión dejó en Alemania las espadas en todo lo alto, con el grupo puesto patas arriba. Además, el triunfo del Istanbul Basaksehir en campo del Wolfsberger dejó a los turcos en la cima y un buen cacao por detrás.
La igualada en el Borussia-Park frustraba el pase a los dieciseisavos, pero al menos permitiía a los de Fonseca vivir en una posición más plácida. El cabezazo a gol extemporáneo de Thuram deja una situación dubitativa, aún en la segunda plaza, pero empatada a puntos con su rival de este jueves y con el Wolfsberger solo uno por debajo.
El líder de la Bundesliga, que no muestra las mismas habilidades en la Europa League, hizo cuanto le salió del corazón. Con la sensación de dominio, pero en estadísticas igualadas con la Roma, jugó a la catapulta buscando numerosos balones colgados al área para hacer daño.
Sucedió algo curioso, y es que el mismo hombre marcó los dos goles del encuentro, pero dando uno a cada equipo. Fazio, en pleno bombardeo de los locales, acabó desviando hacia su propia meta una acción de Marcus Thuram, muy activo toda la noche.
Pudo haber igualado la Roma antes del descanso, pero Kluivert no tuvo el día en la definición.
En una noche en que el balón estuvo mucho tiempo por las nubes, tuvo que ser a balón parado como llegara la balanza. Pastore la puso desde la izquierda y Fazio se tiró con rabia para empujar a gol.
Quedaba media hora y todo era incertidumbre. El Borussia Mönchengladbach, que perdía más con el empate, cargó y cargó para hacer el segundo. Cuando parecía imposible que llegara, balón desesperado a la olla, prolongación de Plea y cabezazo de un Thuram incomprensiblemente solo en el área para desatar la locura.