Todo el mundo se centró en Gareth Bale, ganador de cinco Ligas de Campeones con el Real Madrid, que a los 33 años debutó en un Mundial con un gol de penalti que sirvió para nivelar el primer encuentro mundialista de Gales, 64 años después de su primera comparecencia en el torneo. Pero en el Estados Unidos-Gales revivió el espíritu de George Weah, mito del fútbol africano y uno de los grandes jugadores de la historia.
Porque si Bale, que acaba de ganar la liga norteamericana con Los Angeles FC, sobresalió en la noche del lunes, no fue para menos la destacada actuación de Timothy Weah, hijo del legendario jugador que antes de convertirse en el Presidente de Liberia fue sobresaliente en los terrenos de juego.
Weah, de 56 años, ganó trofeos en todos los equipos europeos en los que militó. Y en 1995, se convirtió en el primer africano en ganar el Balón de Oro, Pero Liberia nunca jugó un Mundial. Y George nunca participó en una fase final del más importante torneo futbolístico por naciones del mundo.
Sí lo acaba de hacer, y además de forma sobresaliente, su hijo Tim, de 22 años, que el lunes no solo jugó su vigésimo séptimo partido internacional con la Selección de Estados Unidos, sino que marcó el tanto que abrió el marcador; que únicamente pudo igualar, para forzar el empate, el astro de Cardiff. De penalti y a falta de ocho minutos para el final del tiempo reglamentario. Que en este Mundial se está prolongando casi diez minutos de media por partido.
Tim Weah, que juega en el Lille, demostró que lleva los genes familiares. Es rápido y vertical. No duda. Es valiente y sigue la filosofía ganadora que quiere imprimir al equipo estadounidense Gregg Berhalter, que en su día se convirtió en el primer mundialista del Crystal Palace.
George Weah nunca jugó un Mundial. Pero su hijo acaba de debutar en uno con sobresaliente alto. Tim no vaciló, tras recibir un pase al hueco de uno de los pesos pesados del equipo, Christian Pulisic. Reaccionó sobre la marcha. La cruzó con el exterior del empeine y completó, con un gran gol, una preciosa jugada. A diez minutos del final de una primera parte que dominó claramente Estados Unidos, antes de ceder el protagonismo a los galeses y de que Bale saltase, de nuevo, a los titulares.
Con 22 años y una larga carrera por delante, a Tim aún le queda mucho para poder ser comparado con George. Pero su calidad es indudable. Y no cabe la menor duda de que su padre, el presidente de Liberia, está muy orgulloso de él.