Mejorar la defensa es uno de los deseos de Quique Sánchez Flores y Gustavo Poyet antes de que se cierre definitamente la puerta del mercado de fichajes. La opción de ambos clubes se centraba en Marcel Tisserand, pero ha sido el propio jugador el que ha declinado las dos propuestas que tenía sobre la mesa.
Según informa el diario 'L'Equipe', será el Ingolstadt el que finalmente se lleve el gato el agua, ya que el Mónaco habría aceptado los 5,5 millones que la disciplina alemana estaría dispuesta a pagar por este defensa.