La noche del domingo 17 de marzo de 2019 será difícil de olvidar para Messi. El astro argentino, que brilló en la noche sevillana con un 'hat trick', salió a hombros del Villamarín con una actuación colosal, de las que hacen época.
Lo curioso del tema es que Leo nos tiene malacostumbrados porque va de exhibición en exhibición. La última función que nos dejó el '10' fue sencillamente magistral, sin nada que envidiar a otras en su amplia carrera deportiva.
Firmó un 'hat trick' ante el Betis y el público del Villamarín se rindió ante él. Cuando batió a Pau López con una sutil vaselina en el tramo final, más de uno se puso en pie y aplaudió a un genio al que echaremos de menos cuando ya no esté sobre un campo de fútbol.
Él mismo quedó sorprendido por lo que vivió y a pie de campo dijo que no recordaba una ovación así a un rival. Pues no hay que irse muy lejos para recordar una postal tan espectacular: Cristiano lo vivió en sus carnes en el Juventus Stadium en la pasada Champions League.
El luso, en las filas del Madrid, visitó a la 'Vecchia Signora' en la ida de cuartos de final. El de Madeira aniquiló a los transalpinos con un doblete, pero lo que quedó grabado en la memoria de todo el mundo fue el golazo que marcó de chilena.
El '7' quedó suspendido en el aire y ejecutó una preciosa maniobra, una obra digna de un 'Dios'. Levantó de sus asientos a los seguidores 'merengues', pero también a los de la Juve. Muchos aplaudieron a la estrella portuguesa por la barbaridad que había hecho y ese cariño ayudó en parte a su llegada a Turín el pasado verano.
Los dos mejores futbolistas del mundo en la actualidad lo sintieron de manera especial, al igual que una leyenda: Ronaldinho. El brasileño, que maravilló durante muchos años con un balón en los pies, demostró en el Santiago Bernabéu en 2005 cómo se debe dar una clase de cátedra.
Marcó un doblete con la camiseta del Barça y el público en el templo madridista se tuvo que rendir a la evidencia. El de Porto Alegre bailó a la defensa del eterno rival, destrozando incluso a un jovencísimo Ramos. Han pasado 14 años de aquel repaso azulgrana, pero la imagen sigue muy presente.
Después de romper la cintura a más de uno, algún que otro aficionado del Madrid aplaudió a Ronaldinho. El mejor ejemplo para hacerle ver al espectador que el fútbol es un espectáculo y no la guerra. Tres leyendas, tres estadios rendidos a jugadores que quedarán para la posteridad.