Este Real Valladolid se crece cuando aumenta la entidad de su rival. Los de Pacheta sumaron su sexto partido seguido sin conocer la derrota y van solidificando sus aspiraciones de ascenso en una temporada que va enderezándose.
El Pucela conquistó Gijón, como hizo las dos últimas veces que ascendió, ante un Sporting de Gijón muy trabajado, pero con menor calidad y experiencia en el hombre a hombre.
Los asturianos se hicieron con el mando de salida y asustaron con un remate al palo de Aitor en fantástica volea desde la frontal. Weissman puso la réplica con un latigazo también a la madera, pero las ocasiones eran más frecuentes y claras para los visitantes.
Tras un carrusel de llegadas, siempre con Aitor como protagonista en los locales, el Valladolid fue cogiéndole el punto al partido. Los de Pacheta estuvieron mejor en los últimos compases del primer tiempo y se adelantarían en una genialidad de Aguado. El menudo mediocentro cazó un balón suelto en el área y lo puso en la misma escuadra de Mariño.
La segunda parte comenzó como la primera. El paradón de Roberto a Gaspar, tempranero, aventuró un aluvión de ocasiones de los locales, pero el Valladolid contuvo muy bien a los de David Gallego. El Sporting puso más corazón que fútbol, algo que se exige en este tipo de partidos, aunque solo de nuevo Gaspar, en un mal despeje de Olaza, estuvo cerca del gol. El extremo la mandó fuera casi en el mismo sitio en el que Aguado había encontrado la escuadra.
La jerarquía de Plata, patente durante todo el partido, generó el 0-2 para los pucelanos pronto, aunque antes el ecuatoriano pudo evitar tanto sufrimiento con una volea franca que se fue alta. El tanto de la sentencia llegó después de otro jugadón de uno de los mejores hombres de la categoría. Robó Roque Mesa, se fue de su par junto a la línea de fondo por fuerza y su pase de la muerte, tras mal despeje, lo remachó a la red el propio Plata.
El gol parecía definitivo, si bien un fallo en la marca de Kiko Olivas y Janko metió en el partido al Sporting apenas dos minutos después. Djuka cabeceó completamente solo y Roberto no pudo hacer nada para evitar el 1-2.
Quedaba un cuarto de hora pero, pese al esfuerzo del montenegrino, el mejor de su equipo una vez más, los asturianos no obtuvieron recompensa. Como en Butarque, y a diferencia de El Plantío, el Valladolid confirmó que ya sabe de qué va la Segunda División y que hará lo que haga falta por volver a ser de oro.