Segunda jornada, segunda cornada de Turquía. Tras batir a Países Bajos con un estelar Yilmaz, esta vez fue Ozan Tufan el que hizo de ejecutor para tumbar a una Noruega gris y endeble.
Ni Erling Haaland cambió el sentido del equipo de Stale Solbakken. El delantero del Borussia Dortmund no fue más que un testigo. Quedó empequeñecido por un rival que prácticamente todo lo que tiró a puerta, lo convirtió en gol.
Arriba, Sorloth tuvo más incidencia que Haaland, quien vio cómo le anulaban un gol por el fuera de juego de una bota. Su contribución no pudo ir a más y son dos partidos a cero con su selección. Su enfermedad por el gol llega hasta tal punto que cuando no marca, es noticia.
Entretanto, Turquía no tuvo que esforzarse demasiado para abrir el marcador. A los cuatro minutos, Çalhangolu sirvió un pase raso desde la izquierda y Ozan Tufan metió el primero de sus dos goles. Para ese solo tuvo que empujar, pero en el tercero...
Antes, aún en la primera mitad, Ceglar Söyüncü aparecía en el corazón del área para cabecear un saque de esquina. Curioso que Çalhanoglu ya había avisado a su compañero milanista y esta vez rival Hauge de que tenían a Demiral y Söyüncu. Y el central del Leicester no faltó a la cita.
La sentencia llegó a la hora de partido. Decíamos de Ozan Tufan. Sencillo: recibió en la frontal del área de perfil, se acomodó el balón y disparó con una rosca perfecta. Hansen, al que tampoco le sobraron muelles para saltar precisamente, no llegó. Qué parábola.
Noruega acabó no solo con la imagen de la goleada, también con la expulsión de Thorstvedt. El centrocampista, que llevaba apenas unos minutos en el campo, le clavó los tacos en la tibia a Enes Ünal. Roja directa para resumir la desesperación nórdica ante una Turquía lanzada.