La acción de los ultras del Girondins de Burdeos obligó a ambos conjuntos a parar el partido. Los jugadores de los dos equipos se tuvieron que marchar a vestuarios para evitar males mayores.
Todo llegó después de que el Girondins de Burdeos quitase la pancarta que los ultras tenían en uno de los fondos del Estadio Matmut Atlantique. "Contra King Street y sus dos marionetas: Longuépée y Thidotet", en referencia a la empresa que tiene más acciones y los dirigentes ejecutivos.
Tuvo que ser Benoît Costil, portero del Girondins de Burdeos, el que se acercase hacia los aficionados de su equipo para pedir su colaboración y así volver a la grada. Ningún miembro de la gerencia del club se acercó hasta allí.
Los rumores de una posible venta del club por parte de King Street no hicieron más que calentar los ánimos de la hinchada. Unos minutos más tarde, y con todos en su sitio, el juego se reanudó.
3 de diciembre de 2019