Ha hecho los deberes el Alavés. Debía ganar para no depender de terceros para sellar la permanencia, y eso ha hecho. Ha contado con la complicidad involuntaria de un Betis descentrado, inofensivo, que plantó cara a oleadas, y que logró maquillar el resultado en el añadido.
Quiso el Betis jugar el encuentro como acostumbra. Tocando, jugando el balón con pases al pie. El Alavés estuvo conforme con ese planteamiento, pero desde el primer minuto quedó clara una cosa, había un equipo que se jugaba la vida y otro que solo quería que llegase el 90' para que esto acabase.
Aún así, el Betis dispuso de la primera ocasión de peligro. De hecho, Borja Iglesias llegó a marcar, pero lo hizo en fuera de juego. Se salvó el Alavés de ir por detrás en el minuto 4, pero esa jugada evidenció que su defensa estaba más que nerviosa.
Respondió el Alavés con una buena acción de Burke, quien cazó de primeras una prolongación de Laguardia, pero su tiro fue al cuerpo de Dani. Susto por susto en siete minutos.
Por lo general, el Betis dispuso de la posesión del balón, manoseando la pelota, y el Alavés se limitaba a defenderse, en su campo. Dejaba avanzar al rival hasta la línea divisoria, donde los verdiblancos se encontraban con una doble muralla albiazul.
En muy contadas ocasiones el Betis logró encontrar un hueco entre las apretadas líneas de su rival, pero cada vez que lo hacía, el Alavés sufría. Sin embargo, carecieron los de Alexis Trujillo de puntería de cara a gol, y eso, y las manos de Roberto, salvó al Alavés.
Sin goles llegó el partido al descanso, pero eso cambiaría en la segunda parte. Porque tardó seis minutos en romper la igualada el Alavés. Mendi se durmió, dio el paso al frente cuando ya era tarde, y dejó a Joselu mano a mano con Dani, a quien batió sin contemplaciones.
El tanto fue anulado en primera instancia por el asistente, pero el árbitro se vio obligado a desdecirse, gracias a la revisión de la acción por el VAR.
Pasaron los minutos, y el partido se fue afeando. Demasiadas faltas fueron castigadas con tarjeta. El árbitro puso el listón demasiado abajo y no pudo arreglarlo.
En esa dinámica, llegó el segundo gol. Un saque de esquina que la zaga del Betis no acertó a despejar y que Rodrigo Ely acabó empujando, bastante solo, al fondo de las redes.
Ese tanto hundió al Betis. La sensación que daban los verdiblancos era, más que nunca, de tener ganas de que se acabase no el partido, sino la temporada. Y solo Juanmi, quien había entrado en el 58', tras el primer gol, como una declaración de intenciones de su entrenador, dio la cara.
Lo intentó, por activa y por pasiva, pero estaba pasado de vueltas. Sus protestas, demasiado vehementes para un colegiado a quien quemaban las tarjetas en el bolsillo, el costaron una amarilla y, acto seguido, otra. Dos en un lapso de diez segundos, por protestar, que dejaron al Betis con uno menos.
En esas apareció Loren para maquillar el resultado, y Rodrigo Ely, para igualar las fuerzas numérica tras realizar una dura entrada a Aleñá. Agradeció también el árbitro que al partido, totalmente fuera de su control, le quedase solo un minuto de los siete que se añadieron al segundo tiempo.
Y con el pitido final, la euforia de unos, de azul y blanco, y la decepción de otros, de verde y blanco. Cae el telón en el Villamarín por esta temporada. Agradece el Betis que haya sido así, a puerta cerrada, porque el respetable difícilmente hubiera sido clemente con los suyos.
Y celebra el Alavés haber firmado la permanencia, aunque sea en la penúltima jornada. Se salva el conjunto 'babazorro' sin tener que mirar resultados ajenos.