El aficionado, de 73 años, saltó al terreno de juego con un bate de madera en la mano y le asestó varios golpes al árbitro, que tuvo que abandonar el campo en ambulancia para ingresar en el hospital.
Las fuerzas de seguridad no tomaron en serio al anciano y no estuvieron atentos, una negligencia que bien pudo resultar más grave de lo que fue, ya que el colegiado se está recuperando ya de las heridas sufridas.