Wood tiene en su historial algunas excavaciones arqueológicas de lo más pintorescas: desde ciudades romanas en la actual Jordania a los palacios reales del Nepal. Cuarenta años de carrera dan para mucho.
Sin embargo, la fama le ha llegado de la forma menos esperada, con lo que se ha dado en llamar 'el Angkor Wat del fútbol'.
Angkor Wat es un gran complejo sacerdotal que permaneció cientos de años sepultado por la densa selva camboyana hasta su descubrimiento accidental por Henri Mouhot, un naturalista francés que se encontraba en las colonias de la Indochina francesa.
Lo cierto es que la historia es un mito, y si bien Angkor Wat fue abandonada, nunca lo fue por completo. Lo que hizo 'monsieur' Mouhot fue redescubrirlo para occidente.
Volvamos a lo que nos ocupa hoy, 'el Angkor Wat del fútbol'. Wood, como hincha del Bratford, recordaba haber presenciado en el estadio de Horton Park Avenue más de un partido de su equipo.
Cuando el Bradford AFC fue disuelto en los años 70, el estadio fue abandonado y desapareció por la especulación urbanística. En su fondo norte se levantó un edificio que hoy es un gimnasio, y una arboleda creció en el fondo sur.
Como buen arqueólogo, Wood sabía que la tierra algo ocultaba. Nada se edificó en ese fondo sur, y la naturaleza se dedicó a reclamar lo que es suyo. En 2013 se propuso encontrar las ruinas, si es que las había, del desaparecido estadio.
Poco a poco, los trabajos de Wood dieron sus frutos, y a día de hoy los resultados de su excavación están recogidos en un libro.
Lo cierto es que poco queda del estadio, que en sus mejores tiempos dio cabida a 37.000 espectadores. Wood sólo ha podido encontrar parte del graderío sur, antaño cubierto, así como unos pocos pedazos de la valla perimetral.
Sin embargo, una de las cosas más curiosas que se ha encontrado en estos cuatro años de excavación es una pizarra, que todavía tenía escrito a tiza el precio que tenían las entradas para el último partido, cinco chelines.