Tiene madera de permanencia el Mallorca, que sabe sufrir y, sobre todo, sabe ganar en Son Moix, donde ha sumado 20 de sus actuales 21 puntos en la competición. El problema llega lejos de casa, pero eso es otra historia. Este sábado, el Alavés se convirtió en una nueva víctima del coliseo balear.
La lucha por evitar el descenso no perdona los despistes, y menos hundirse por algunas circunstancias inverosímiles que se dan durante los encuentros. El Mallorca supo sobreponerse a un gran penalti detenido por Pacheco y a un gol anulado tras una decisión polémica, de nuevo relacionada con el asunto de las manos.
Pero se rehizo y sacó todo su coraje para sumar tres puntos que, momentáneamente y a la espera de que el Celta juegue en el Santiago Bernabéu, le sacan del farolillo rojo, en el que vuelve a entrar el conjunto vigués, que tiene la patata caliente colgado en su tejado.
El Alavés desperdició una oportunidad de oro para casi sellar su permanencia una temporada más en Primera División. Los pupilos de Garitano tenían a su alcance la cifra redonda de 30 puntos y, además, asestar un 'knockout' impepinable a un rival directo como es el cuadro mallorquín.
No tuvieron su día los 'babazorros', que llegaban en buena dinámica y encima contaba con una de las parejas de ataque más temidas de LaLiga: Lucas Pérez y Joselu. El gallego regresaba a la titularidad después de remover y enloquecer el derbi de la última jornada frente al Eibar.
Y eso que el Alavés comenzó mejor el partido, con un Burke eléctrico e insistente por la banda izquierda. Pero, poco a poco, fue creciendo en el choque el Mallorca, cuya única novedad en el once era un Cucho Hernández que, a la postre, se acabaría erigiendo en el héroe de la tarde en Son Moix.
Casi cumplida la primera media hora de juego, una mano de Magallán en el testarazo de Budimir provocó la pena máxima del encuentro. Discutible y, para muchos, pitable, pese a la nula voluntariedad por parte del defensor argentino. No obstante, Pacheco agrandó su figura para parar a Salva Sevilla desde los once metros.
Con más corazón que cabeza fue creciendo en el partido un Mallorca incansable por el empuje de una hinchada entregada. La entrada de Kubo tras el paso por vestuarios aportó descaro y desequilibrio en una banda izquierda en la que también tuvo que entrar tuvo que entrar Koutris por la lesión de Lumor.
Esa banda izquierda de la doble 'K' mallorquina generó bastante peligro. En el 54', gol anulado a Dani Rodríguez tras una asistencia fabulosa del japonés por mano muy anterior de Cucho Hernández. Pero tanto va el cántaro a la fuente... fue el mismo Cucho el que, en el 63', tras una gran asistencia del griego Koutris, remató hasta en dos ocasiones para batir a un casi invencible Pacheco.
De ahí hasta el final aumentaron los continuos roces, lógico teniendo en cuenta lo que había en juego. El Mallorca echó la llave a su blindaje defensivo y Raíllo se triplicó para evitar la reacción de un Alavés muy previsible. Éxtasis en Son Moix por una lucha inagotable.