Este Cádiz sí es de Primera. El equipo amarillo salió del descenso después de muchas tardes de ver en el teletexto y, claro, en BeSoccer, cómo ocupaba una de las plazas rojas de la clasificación. Y lo hizo al imponerse a un Villarreal que mostró esa cara plana, gris, rácana y conformista de Unai Emery y sus equipos cada cierto tiempo.
El 0-0 que imperó hasta el 90' era de todo menos justo. Cierto es que al Cádiz le faltaba la pólvora que sí tiene el Villarreal en su plantilla. Vamos, que el que quería no podía y el que podía parecía no querer. Pero el dominio, sin discusión alguna, fue local de cabo a rabo.
Fueron numerosas las llegadas de los de Sergio González a un área que, sin embargo, echaba de menos un rey con mano dura para gobernar en ella. Asenjo tuvo que emplearse en un cabezazo de Chust y en un zapatazo de Idrissi desde lejos, pero el resto de ocasiones fallidas se debieron a la mala puntería local.
Espino tuvo una de las más claras, pero mandó por encima del larguero un remate más que peligroso en el área. También lo intentó el Choco Lozano con un par de lanzamientos desviados desde la frontal, mientras que por el Villarreal, apenas se vieron dos remates de Boulaye Dia bloqueados por la defensa.
Así llegó el descanso. La sensación del dominio cadista era tan palpable como el medio en los más pesimistas. Ese temor de ver al equipo 'menor' dominando y al 'grande' adormilado... y que todo cambiase en la segunda parte. Pero, esta vez, la historia no fue así.
El Cádiz aumentó su dominio en la segunda mitad. Lo hizo con aún menos ocasiones y menos claras que en la primera parte, pero jugó a lo que quiso ante un Villarreal que seguía conformándose con lo mínimo. El punto que, de momento, tenía parecía ser suficiente botín para un equipo que apenas inquietó a Ledesma.
Emery, que metió tres cambios en el descanso, acabó por recurrir a Gerard Moreno y Yéremy Pino. Con ellos, mejoraron los visitantes, al menos, en ambición, aunque, curiosamente, coincidió con el último y más intenso arreón de un cuadro cadista que acabaría encontrando el premio de la victoria.
Rubén Sobrino e Idrissi avisaron antes del 1-0. El primero se fue de todos los que quisieron pararle por el centro y, con la zurda, tiró muy centrado desde la frontal para que despejase Asenjo. E Idrissi, desde bastante más allá de la frontal del área, soltó un zarpazo que repelió como pudo el portero del Villarreal. En el rechace, Mendi despejó rematadamente mal y se la dio a Negredo, que no logró sacar partido de ello.
Sobrino y la justicia poética
Aparecía con cuentagotas el Villarreal en el área de Ledesma. Una internada de Pedraza por la izquierda acabó en un centro-chut que no remató Yéremy Pino en el segundo palo. Pero aceleró el Cádiz en los últimos instantes para llevarse un triunfo vital en sus aspiraciones de salvación.
Sobrino remató en el segundo palo y la bola se fue a córner tras dar en la espalda de un defensa. En ese saque de esquina, Luis Hernández cabeceó para que Asenjo atrapase un balón que, dos minutos después, estaba alojado en el fondo de la portería.
Lucas Pérez, desde la izquierda, mandó un centro-chut al corazón del área chica que, tras tocar Asenjo, fue empujado por Sobrino en el segundo palo. Estalló el Nuevo Mirandilla, que celebraba, al grito de "Sí, se puede" el abandono, al fin, de la zona de descenso.
Con 27 puntos, los de Sergio adelantan al Mallorca y se colocan decimoséptimos, mientras que el Villarreal se frena en su intento de meterse en Europa. Con 45 unidades, los de Emery se quedan séptimos a dos puntos de una Real que tiene un partido menos.