No es fácil de entender el equipo bretón, pero bien haría el Lyon en intentarlo si no quiere llevarse el mismo susto que los otros dos grandes de la Ligue 1, a los que apeó en los cuartos de final y semifinales de la Copa de la Liga hace unas semanas. Primero hincó la rodilla el PSG en un choque con tres penaltis, luego el Mónaco desde la muerte súbita.
Sus números no invitan a ningún optimismo este año. El Guingamp podría descender y a la vez ganar un título. Si le da por completar la tercera machada del año, se plantaría en cuartos de la Copa de Francia para seguir mostrando ese errático comportamiento.
Y si es raro en sí el conjunto que entrena Vincent Rautureau, también su estadística ofensiva. De los pobres 16 tantos en 22 partidos que suma en la Ligue 1, siete llevan la firma de Marcus Thuram, uno de los descubrimientos del campeonato.
A sus 21 años, el apellido está dejando de pesarle. El hijo menor del ex 'crack' francés para nada se parece a su padre. No solo porque sea delantero y no defensa, sino porque no quiere saber 'nada' de él.
"La gente se imagina cosas y yo vivo como si no me importara que mi padre fuera Lilian Thuram. Quiero hacer mi propio camino", declaró en una entrevista reciente.
El camino del gol, que está alumbrando las sorpresas protagonizadas por su equipo, quien tiene la suerte de disfrutar a un buen atacante con buenas dotes también como regateador.