Es el momento para que Eden Hazard deje salir su lado más belga. No en vano al combinado nacional de su país le llama los 'diablos rojos' y en eso tendrá que convertirse.
Porque lo que al Real Madrid le espera en Estambul es mucho más que una final. Es, literalmente, un infierno. El Türk Telekom Arena se volverá rojo fuego una vez más.
Que un estadio se gane el sobrenombre de 'infierno' no es casualidad. Pero el madridismo confía en su hombre. En aquel deseo que tras varios intentos al final consiguió enrolarse en al armada blanca.
La derrota en Mallorca el pasado sábado fue algo más que un toque de atención. Sin el belga sobre el campo y con varias rotaciones, al equipo le faltó lustre e ideas.
Pero él ha llegado para estos momentos. Es la primera final a la que se enfrentará Hazard. Oficialmente lleva el nombre de 'tercera jornada de Champions', pero a ojos de los 'merengues' es el primer gran reto.
También le puede servir, además de para ganarse al público más reticente con su fichaje, para resarcirse de los 'pecados' cometidos en las dos pruebas continentales anteriores ante PSG y Brujas.
Solo vale la victoria. Todo lo que no sean los tres puntos será entrar en quimeras, conjeturas y cuentas de la vieja. El fuego turco espera, pero el diablo belga está preparado para controlarlo.